Hay sorpresas, pero no grandes sorpresas
En los últimos 20 años, las siete mejores de la ACT solo se clasificaron en tres ocasiones, el mismo número de veces en que se coló una trainera de otra Liga
La clasificatoria, conocida también como la regata de los nervios, de la tensión y de la incertidumbre, es propicia a las sorpresas, pero no ... a las grandes sorpresas. Es habitual que cada verano se cuele en los dos primeros domingos de septiembre alguna embarcación que, por su nivel y clasificación, no debiera estar. Pero también es cierto que su presencia tampoco supone un cambio significativo porque las diferencias entre ellas y quienes se han quedado fuera son pequeñas. Un repaso a lo sucedido en los últimos 20 años, desde la creación de la ACT en 2003, desvela que únicamente en tres ediciones lograron su clasificación para la Bandera de La Concha las siete primeras clasificadas de la Liga (2009, 2011 y 2017), mientras que únicamente en otras tres ocasiones logró meterse alguna trainera perteneciente a otra competición, ninguna de ellas de la ARC-1.
Tirán, en 2004, se convirtió en la trainera de la ACT con peor clasificación en entrar en la Bandera de La Concha. Los de Moaña, que eran últimos en la Liga, se colaron en lugar de los también gallegos de Mecos, séptimos en el campeonato.
La más sorprendente y polémica
Dos años más tarde se disputó la clasificatoria más sorprendente y más polémica de estas dos décadas. La sanción a 14 remeros y al entrenador de Astillero de dos años sin poder acceder a instalaciones deportivas vascas debido a su negativa a pasar un control antidopaje en Hondarribia un año antes, impidió a los cántabros participar en esa edición de la Liga y el CAT (Centro de Atracción y Turismo), acatando la sentencia, tampoco cursó invitación al club para participar en la Bandera de La Concha. Sin embargo, Astillero recurrió a los tribunales para defender su derecho a remar en la bahía y el juzgado número uno de San Sebastián le dio la razón, lo que obligó al CAT a invitarle.
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El día de la clasificatoria, el director de Deportes del Gobierno Vasco, José Ramón Garai, envió un escrito a los presidentes de las federaciones Vasca y Guipuzcoana para impedir la participación de Astillero, amparándose en el auto judicial del Tribunal Superior de Justicia, lo que provocó multitud de reuniones que desembocaron en la participación de la trainera cántabra en una clasificatoria que comenzó con más de dos horas de retraso y que finalizó con Hondarribia, líder de la Liga ACT y vigente campeona de La Concha, llegando al muelle ya de noche tras quedar eliminada por 28 centésimas. Astillero, cuarta, se clasificó, y con ella Zarautz, octava en la Liga y Zumaia, décima, en lugar de Arkote, sexta y Urdaibai, séptima.
En 2007 fue Tirán, líder de la Liga Galega, quien se convirtió en la primera embarcación perteneciente a otra liga en clasificarse para la Bandera de La Concha, siendo la damnificada Zumaia, séptima en la ACT.
Al año siguiente, de nuevo Tirán, décima en la ACT, dio la sorpresa al meterse y dejar fuera a Zarautz, quinta. Y por primera y única vez hasta el momento, una trainera de la ARC-2 lograba colarse en La Concha: Astillero. Los cántabros, que ya habían cumplido sus dos años de sanción, tuvieron que empezar a competir desde abajo, la ARC-2, con una cuadrilla muy potente que conseguiría el ascenso con gran facilidad, además de entrar en La Concha, dejando fuera a Pedreña, sexta. Y en 2012 la clasificada fue Chapela, subcampeona de Galicia, que entró por San Pedro, quinta.
Desde entonces, y ya van diez ediciones, ninguna embarcación perteneciente a otra liga que no sea la ACT ha participado en la Bandera de La Concha. El cada vez mayor potencial de la principal liga del Cantábrico deja pocas opciones al resto de clubes. De hecho, en esos diez años, sólo dos traineras clasificadas en las tres últimas posiciones de la Liga ha logrado meterse en La Concha: Urdaibai (10ª) en 2014 y Zarautz (11ª) en 2020.
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