Willian José se viste de héroe y acude al rescate
El brasileño abre la lata con un buen cabezazo y se reivindica como lo que es, un jugador importante
Eneko Pérez
Martes, 14 de julio 2020, 06:27
Así, sí. Llevar el '9' de la Real Sociedad implica ciertas cosas, y una de ellas es que tienes que ser determinante en ... el área contraria. Es simple, porque es el principal mandamiento del delantero centro. Pero también es una gran responsabilidad que no todos los futbolistas son capaces de soportar.
No estaba siendo este año el Willian José que todos conocíamos -por diversas razones-, pero ayer el ariete brasileño dijo «aquí estoy yo, tranquilos». Apareció en el momento en el que todos le esperaban, como un verdadero héroe. En uno de sus peores momentos con la elástica txuri-urdin, con toda la afición mosca por la sustitución de Isak... Con el viento en contra se vino arriba.
El de Porto Calvo entró al terreno de juego tras el descanso en lugar de un Isak frenado por las molestias. Sus primeras intervenciones no fueron muy acertadas, porque perdió dos balones absurdos que no presagiaban nada bueno. Nada más lejos de la realidad. La primera que tuvo, a la cazuela. Corría el minuto 60 cuando la cabeza del delantero realista conectó un preciso testarazo tras un córner botado por Odegaard. Asenjo no pudo hacer nada porque el remate fue a quemarropa.
Es la segunda diana del sudamericano desde la reanudación de la Liga, y la undécima en total en el torneo doméstico. El tanto le sentó muy bien porque le metió de lleno en un partido en el que la escuadra txuri-urdin pedía a gritos una referencia para fijar centrales arriba.
Bajando al barro
El brasileño, crecido por la importancia del gol, fue el faro del ataque realista hasta el último minuto. Fue el conductor de la jugada que acabó en una gran ocasión de Zubeldia en el minuto 70. Aunque es verdad que Oyarzabal llegaba como una moto por la izquierda, no tomó una mala decisión el atacante realista, que condujo con calma una contra en la que normalmente se suele liar.
Más allá de esa acción, su trabajo fue tremendamente valioso para el grupo. Se fajó con Albiol, Anguissa y Pau Torres en todos los balones aéreos y ganó varios muy importantes para oxigenar a un bloque blanquiazul asfixiado en la segunda parte. Con ese físico imponente que gasta sujetó buenos balones para, sobre todo, abrir a la banda derecha, donde esperaba con el colmillo retorcido Portu.
Le dio tiempo para Volver a meter el miedo en el cuerpo a la defensa amarilla, que vio cómo un centro-chut suyo en el minuto 80 tras una cabalgada de Gorosabel se paseó por el área local ante la atónita mirada de Asenjo. El gol de Cazorla no minó su moral y siguió peleando como un jabato para dar aire a sus compañeros. Es lo que tiene ser el hombre del partido, que te sientes más poderoso y todo fluye con más naturalidad.
Tras cuatro temporadas como realista, el punta brasileño marcó ayer uno de sus goles más importantes defendiendo el centenario escudo txuri-urdin. Y en qué momento. Obrigado, Willian.
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Llorente corona una buena actuación con un gol crucial
Después de la tormenta, siempre llega la calma. Es un refrán más viejo que el tiempo, pero jamás pasará de moda. Y si no, que se lo digan a Diego Llorente. El central de Leganés formó pareja de centrales con Le Normand y completó el que seguramente sea su mejor partido desde la reanudación del campeonato liguero.
Atrás estuvo serio y expeditivo, sin errores groseros que comprometiesen a su portero. Seguro que se sintió aliviado al saber que Moreno, Bacca y Alcácer no iban a jugar, pero eso no empaña su partido. Con el balón sufrió un poco más que en otras ocasiones, porque la presión del Villarreal fue sobresaliente y a la Real le costó mucho sacar la pelota desde atrás. Pero un central está para defender, y ese trabajo lo hizo bien.
Pero su jugada más determinante llegó en el área contraria y en un momento trascendental del encuentro. En el minuto 75, aprovechó un genial servicio de córner de Oyarzabal para enganchar un cabezazo imparable en el segundo palo. Ganó el duelo a un viejo conocido suyo como Albiol -coincidieron en algunos entrenamientos en el Real Madrid- y saboreó de nuevo las mieles del gol, algo que no hacía desde enero de 2018, precisamente también en el Estadio de La Cerámica. Al final, siempre acaba saliendo el sol.
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