No hay mal que cien años dure

El triunfo se labró en el partidazo que completó Brais Méndez, de los más destacados también Granada, que aportó esa magia y esa calidad en el último pase que ha faltado en muchos momentos de esta temporada. De sus botas salió el pase que generó el córner del primer gol y la asistencia del segundo. Al talento del gallego se unió la visión y la movilidad de Oyarzabal dentro del área para ejercer de agitador con una asistencia de tacón a Merino y un arrastre que dejó solo a Zakharyan en el segundo gol. También hay que apuntar en su cuenta el desmarque de ruptura para generar el córner del 1-0 y otra buena ocasión de pillo antes del descanso. Con lo poco que han dado los 'nueves' esta campaña, una aportación así vale oro.

Con ellos dos marcando las diferencias arriba, bastó que Merino aportase el primer gol, que Zubimendi no perdiera el sitio, que la defensa cumpliese atrás y que Becker amagara por fuera para firmar una victoria sin sobresaltos después de vivir la media hora final con dos goles de ventaja.

Los pesos pesados, en el once. Imanol tiró de sus hombres de confianza para un partido en el que había una necesidad imperiosa de ganar. Los héroes de Granada, los que evitaron el naufragio en Los Cármenes, se fueron directamente al banquillo: Turrientes, Tierney, André Silva... Porque se ve que en esta Real hay titulares y suplentes, y ellos no forman parte de los primeros por muy bien que lo hagan.

De esta manera, y con Remiro bajo palos, formaron en defensa Traoré, Zubeldia, Le Normand y un Galán que volvió a estar bajito, con Zubimendi, Merino y Brais en el centro del campo, aunque el gallego moviéndose más cerca del área como un segundo delantero. Arriba regresó Kubo, a pesar de llegar solo con dos entrenamientos con el grupo en las piernas, Oyarzabal de nueve y Becker en la izquierda.

Brais tira del carro. Arrancó bien la Real bajo la inspiración de Brais en zona de tres cuartos, donde se dejaron sentir sus gotas de calidad. El Cádiz se plantó con un sistema de 1-4-4-2 con las líneas bien juntas y las ayudas de los extremos, pero el cuadro txuri-urdin combatió esa disposición saliendo de tres con Traoré, Zubeldia y Le Normand para tratar de fijar con Zubimendi a Kouamé y con Merino a Alcaraz para filtrar a Brais de falso segundo punta para que estuviera cerca del último pase. Y desde ahí comenzaron a llegar los de Imanol.

Una dejada del gallego a Oyarzabal para que éste metiese en profundidad a la espalda de Carcelén proyectó a Becker, que falló en su remate ante el meta gaditano. Después Brais tocó de primeras un servicio interior de Merino para lanzar a Oyarzabal pero Ledesma se anticipó por poco. El de Mos buscó fortuna con un remate desde la frontal del área pero se encontró de nuevo con el guardameta rival.

La Real circulaba bien por dentro jugando con la movilidad de Zubimendi para encontrar pases interiores y Oyarzabal actuando en función de lo que requería la situación. La propia jugada del 1-0 fue un ejemplo de esa superioridad, con un pase de Brais a la espalda de Chust para Oyarzabal que Ledesma desvió a córner.

Kubo, el más listo en el 1-0. Después de chocar con un muro durante la primera media hora, el Cádiz se despistó a la hora de organizarse para defender ese saque de esquina. Kubo, que no hizo gran cosa, anduvo listo para sacar rápido al primer palo raso sobre Oyarzabal, al que vio solo. Éste jugó de tacón para Merino, que envió el balón a la desguarnecida portería. Una jugada tan inteligente que pilló desprevenido a la realización de televisión y a algún jugador de la Real como Becker. Un gol justo por lo que había pasado hasta entonces.

Después el Cádiz se estiró y empezó a generar problemas a partir de Chris Ramos, que había sustituido al lesionado Maxi Gómez. Cabeceó rozando el palo un centro de Carcelén tras ganar la partida a Zubeldia, dispuso de un mano a mano que salvó Remiro y Ousou remató de chilena tras una dejada de Chust de cabeza.

Claro que la más clara la tuvo Oyarzabal después de un error de Alcaraz en una cesión a su portero pero se durmió ante Ledesma y Chust terminó sacando a córner el balón.

Métela tú que me da la risa. Tras el descanso hubo dos jugadas para asustarse. Un remate arriba de Kouamé tras centro de Hernández y una posible acción de expulsión de Zubeldia sobre Chris Ramos que al final se salvó porque el VAR detectó fuera de juego en la acción inicial.

La acción puso en guardia a la Real que volvió a imponer su superioridad en la media hora final bajo la batuta de Brais. Después de que Ledesma hubiera salvado un cabezazo de Merino, el gallego se fabricó una jugada por la derecha en colaboración con Becker en la que regaló un gol hecho de exterior a Zakharyan que, después de la maniobra de despiste de Oyarzabal, llegó solo para empujar.

El resto del partido fue una anécdota porque los puntos se quedaban en casa. Ahora hay que ratificar esta mejoría en la visita a Vitoria y ante el Almería en casa en las dos próximas jornadas.