Exhibición txuri-urdin en Europa

En apenas un año el cuadro de Imanol ha ganado en Old Trafford, el Camp Nou y anoche en Da Luz, feudos que antes imponían respeto y en el que los realistas ahora juegan como en el salón de su casa. Porque eso es lo que han hecho ante un Benfica que no ha sabido por dónde le ha dado el aire en todo el partido y cuya impotencia se ha demostrado en el balonazo de Kubo al larguero en el 66. En ese momento han comprendido que su suerte estaba echada aunque se han mantenido con vida hasta el final por lo ajustado del resultado. Pero ha sido algo más ficticio que real, ya que nunca han podido meter mano a una escuadra que va muy en serio en esta Champions.

Un once para el recuerdo. En las grandes citas no hay que tocar lo que funciona e Imanol lo ha entendido a la perfección al sacar su once de gala con Remiro; Traoré, Zubeldia, Le Normand, Aihen; Zubimendi, Merino, Brais; Kubo, Oyarzabal y Barrenetxea. Los mismos que han maravillado hace tres semanas en Salzburgo y que han repetido exhibición.

En el rival Roger Schmidt no ha podido recuperar a Di María, su futbolista franquicia, pero sí ha alineado a Bah, el lateral derecho titular, que también era duda, mientras que el turco Kökcü se ha quedado en el banquillo para saltar en la segunda parte. Dio lo mismo porque los portugueses han sido un juguete en manos guipuzcoanas.

Brillante puesta en escena. El plan de partido que ha dibujado Imanol ha resultado espectacular porque ha logrado imponerse en el juego a un Benfica que, en su casa, es un equipo muy peligroso. La clave de ese dominio ha residido en varias razones. Con balón, ha habido dos muy claras. Una es que no ha cometido pérdidas que alimentaran la contra portuguesa. La segunda, muy unida a la primera, es que posicionalmente ha tenido una superioridad de 8x6 en campo propio que le ha permitido marear al rival -aunque Schimdt retocara el dibujodespués- y que éste no llegara a la presión para comprometer la posesión txuri-urdin que al descanso se ha retirado con un 63% de balón doblando casi el número de pases de los locales (302 frente a 180). Una cifra que adquiere mucha importancia cuando juegas fuera y en una competición como la Champions.

Con los tres de arriba fijando la línea de cuatro de atrás del Benfica y con el apoyo de Remiro, Neres, Rafa Silva, Joao Mario y Musa perseguían sombras con Traoré y Aihen ensanchando por fuera. Eso situaba a Zubimendi en situación de ventaja cuando los centrales dividían por dentro para irse de Rafa Silva y que el primero enlazara en la siguiente altura con Merino y Brais, ya que Neres o Aursnes no tenían otro remedio que saltar al de Ulia.

Sin balón Brais ha acompañado a Oyarzabal en la presión cuando el Benfica ha tratado de iniciar la jugada con tres en salida desde atrás y estirar a los laterales, lo que ha permitido a la Real estar adelantada al acompañar el resto de las líneas y hacer una buena presión tras pérdida en zonas altas.

Falta calma para el último pase. Sin embargo, todo lo bien que hacía la Real en 70 metros le ha costado igualarlo en el último tercio del campo en el primer acto porque le ha faltado precisión en el último pase o confianza para desbordar en las situaciones en las que Kubo y Barrenetxea han podido encarar a Jurasek y Bah. Precisar los movimientos cerca del área rival es lo más difícil en el fútbol.

Como el pase de Merino por arriba a Brais que esté ha cabeceado a la red pero en fuera de juego porque ha roto antes de lo debido. Además, Aihen ha rematado rozando el poste en posición centrada y Barrenetxea lo ha hecho buscando el palo largo en la última jugada de la primera mitad. También la ha tenido Kubo en una jugada en la que, tras recuperación de Brais, ha disparado fuera por poco pillando a Trubin con el paso cambiado.

La Real había generado cerca de seis situaciones claras para haber puesto en peligro a Trubin pero, entre una cosa y otra, el portero ucraniano no había tenido que mancharse los guantes porque no había recibido ningún remate entre los tres palos.

Brais se la guisa y se la come. Aunque Schimdt ha pasado a jugar en 1-4-3-3 en lugar de 1-4-2-3-1 tras el descanso para ajustar el centro del campo, la situación no ha variado. De hecho, Zubimendi ha puesto a prueba a Trubin con un zurdazo y Kubo ha estado a punto de marcar en una jugada maradoniana. Era el preludio a que se rompiera la lata pasada la hora de juego con un jugadón que se inicia cuando Traoré conecta por fuera con Brais acostado en la derecha. El gallego conduce hacia adentro, se apoya en Merino para que lance a Barrenetxea y encare a Bah, y su pase atrás lo empuja a la red el de Mos. Después ha habido tiempo para que Kubo dejase temblando el larguero en una acción que ha podido hacer más tranquila aún la victoria. El Benfica ha tratado de estirarse al final pero sin poner en verdaderos aprietos a un Remiro que colecciona otra portería a cero. La felicidad no puede ser mayor en la familia txuri-urdin.