Una Real con otro estilo

La Real presentaba novedades importantes en el once, ocho cambios respecto al Nou Camp. El de Orio dio entrada, entre otros, a Aihen por Monreal, Sangalli por un tocado Odegaard y volvía al once Willian José. Estas fueron las mayores sorpresas respecto a los jugadores más habituales.

El Eibar cambió de dibujo y no utilizó esa doble punta tan habitual de los armeros buscando un mayor control del juego e igualar en número los centrocampistas blanquiazules. Tuvo una mayor posesión en el primer tiempo pero no se tradujo en esos centros al área que tanto peligro suelen generar, ya que Januzaj y Oyarzabal realizaron un gran trabajo defensivo con los laterales.

Como adelantó Imanol, se vio una Real mucho más vertical, en muy pocas ocasiones se buscó salir con el balón limpio desde atrás e intentó conectar directamente con Mikel Merino o Willian José para que estos prolongaran o bajaran el esférico para jugarlo con la segunda línea.

En el primer cuarto de hora, recibió Willian José en campo propio de espaldas a portería, realizó un giro de 180º más propio de un pívot de baloncesto y puso un fantástico pase a Januzaj. Jugada muy habitual del belga con regate hacia dentro y disparo que impactó en la mano de Bigas. Marcó Mikel Oyarzabal con cierta incertidumbre. La Real puso el encuentro donde quería.

El partido no tenía un dueño claro. Los armeros alternaban largas posesiones estériles con el juego directo pero en esta faceta al jugar con un único delantero se sintieron muy cómodos tanto Elustondo como Le Normand. La Real por su parte, una vez conseguía lograr el esférico en segundas jugadas, buscaba rápidamente la espalda de la defensa armera pero sin ocasionar peligro.

Una falta inocente de Zaldua cuando no se había cumplido la media hora supuso la ocasión local de mayor peligro. José Ángel, especialista en poner caramelos en el área, puso un balón fantástico que remató Kike García en el brazo despegado de Zubeldia, penalti que no transformó Orellana por una gran parada de Remiro.

Ya entrado el segundo tiempo Mendilibar decidió jugar con dos delanteros y entró Charles para volver a la habitual doble punta. No sirvió de mucho ya que sus grandes canalizadores, Orellana e Inui no tuvieron su día. Precisamente tras una pérdida del jugador japonés vino el segundo gol realista. Recuperaba Zaldua, Guevara aclaraba el espacio a un recién salido Portu que asistía a Willian José para el 0-2.

Cuando parecía que el partido iba a terminar así ya que no hubo reacción del conjunto local, Charles transformó un inocente penalti de Zaldua, también por mano en el área. 1-2 en el marcador final. El partido fue raro, como ver las gradas de Ipurua vacías de aficionados.