La Champions deja de ser un sueño

Esto es un no parar.

Esta vez acabó con el maleficio de Ipurua, donde no había ganado en sus cinco visitas anteriores: cuatro derrotas y un empate sin goles. Pero este curso ni la historia cuenta.

Además de los tres puntos de oro sumados, lo más positivo es la confirmación de la competitividad que tiene este conjunto, que en siete días ha sido capaz de plantear tres grandes partidos con estilos diferentes de juego y alternando hasta 19 jugadores en sus alineaciones. Todos los disponibles, ya que Zurutuza e Illarramendi salen de lesión y Moyá es el portero suplente. Y eso sin que se resienta su efectividad, lo que habla de

Esa madurez tiene mucho que ver con la mejoría defensiva que ha experimentado desde navidades, que ha sido la que le está permitiendo crecer a un ritmo exagerado. Ya sabíamos que en el último tercio del campo tiene dinamita -ayer no fueron titulares Portu, Isak ni Odegaard-, pero atrás ya no es aquel conjunto endeble que crujía cada vez que el rival le buscaba.

A esa pareja le echa el cerrojo por delante Zubeldia, un muro de contención que hace que los ataques del contrario lleguen desgastados. A

Es una máxima del fútbol que todo buen equipo se construye sobre un gran portero y delantero centro. A partir de ahí se completa la columna vertebral y las esquinas. La victoria de ayer se cimentó sobre estos dos jugadores.

Imanol sabía que Ipurua es un campo que exige una gran intensidad y para ello introdujo ocho cambios en la alineación respecto al sábado pasado, lo que en la práctica representó un equipo nuevo en el que solo repitieron dos jugadores de campo:

Porque aunque el Eibar tuvo un buen arranque calcando el dibujo de la Real de 1-4-3-3, con Sergio, Escalante y Expósito en la zona ancha, Orellana e Inui en las esquinas y Kike arriba,

De esta manera, con la zaga asegurada, había que sacar chispas al contragolpe. Y el primero que enlazó, liderado por

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