Una plantilla camaleónica

Imanol volvió a cambiar la cara del equipo. Si en el Camp Nou introdujo hasta seis variaciones con respecto al duelo de Miranda, en Ipurua cambió hasta ocho jugadores del once titular. Sangalli y Aihen fueron las principales novedades en un equipo al que parece que no le afectan las rotaciones. La Real ha llegado al momento clave de la temporada en plenitud física. La recuperación no es tan complicada cuando tienes 20 años. Además, no es sencillo distinguir a los jugadores que son titulares y los que no. El entrenador de Orio ha hecho partícipes de la exitosa temporada a todos los miembros de la plantilla y eso que tuvo que lidiar con algún que otro episodio comprometedor hace tan solo dos meses.

A aquel derbi del 16 de febrero llegaba el Eibar con una distancia de seis puntos sobre el descenso, mientras que al del 10 de marzo, a tan solo dos. La Real, como ahora, también se encontraba en posiciones europeas, pero a mediados del mes pasado aún trataba de sobreponerse del susto provocado por el Mirandés en el Reale Arena. Aquel duelo aplazado se esfumó por el aire y ayer tanto armeros como blanquiazules arrancaron el choque con mochilas distintas.

La del Eibar, con mayor peso. Por eso entró con más ímpetu al terreno de juego. Apretado por la necesidad, actuó con la misma intensidad que el Mirandés hace menos de una semana, por lo que Imanol se podía imaginar el guion del partido. Los realistas, con una carga más llevadera a las espaldas, prefirieron esperar su momento. El gran triunfo de esta Real no es ya que juegue un partido soberbio en el Camp Nou demostrando un fútbol fino y estilista, sino que vaya tres días después a Ipurua y se adapte a un contexto radicalmente opuesto. Ya sabíamos que el cuadro txuri-urdin se maneja bien en corto y en largo, pero desconocíamos que además podía mostrar una versión defensiva tan sólida. Le Normand y Aritz fueron dos colosos y no dieron opción a Kike García ni a Charles. Ni por arriba, ni mucho menos por abajo. Zaldua y Aihen también aportaron lo suyo cerrando los carriles exteriores. Ayudados, eso sí, por Januzaj y Oyarzabal, respectivamente. Las posibilidades ofensivas del Eibar naufragaron por los costados, incapaces de poner un centro lateral en condiciones.

A la versión 3.0 de la Real tan solo le hizo falta tener paciencia y saber resolver con acierto las oportunidades que se le presentaron. El talento de los de arriba es tan grande que bastaron dos remates a portería para anotar sus dos tantos del partido. A ver quién le pone techo a un equipo tan camaleónico.