Cuando no se puede enamorar, se agradecen pequeños gestos
Seguimiento a Mikel Oyarzabal ·
El capitán realista estuvo espeso en ataque y menos acertado que de costumbre, pero dejó detalles de compromisoNadie dijo que esto del amor fuera fácil. Ni ganar al Mirandés. A todos les hubiera gustado que San Valentín viniera con grandes epopeyas, y ... que la resaca de la ida de la semifinal copera ensalzara las excelencias futbolísticas de alguno de los nuestros. Pero esto es la vida real, nunca mejor dicho. Y, a veces, incluso en el día señalado por el calendario para las caricias y florituras, emerge la condición humana y no hay manera. Y no es que el equipo no quisiera, pero... ¿Alguien duda de la pasión de Mikel Oyarzabal? Pues el capitán fue ayer el fiel reflejo de una Real a la que no se salía (casi) nada.
El eibartarra empezó con una declaración de amor impecable. Materializó un penalti con su clase innata, lo celebró con sus compañeros y, cuando todos se dieron la vuelta para volver a su campo, miró a la grada y besó el escudo de la camiseta.
Noticia Relacionada
Crónica. La Real juega con fuego
A partir de ahí, fue todo corazón. Solo corazón. Defendió rechaces de córners hasta donde no le correspondía, esprintó para presionar al portero a ver si se llevaba a sus compañeros con él, peleó cada balón... Pero sin clarividencia, ni acierto. El pase magistral a Isak en la contra del minuto 33 fue de las únicas muestras de calidad que pudo demostrar. Pero más elocuente fue el gesto que le brotó de dentro en el 36. Se resbaló –alguien debería inventar otros tacos para este jugador y algunos más– y antes de levantarse golpeó con su mano el césped varias veces. No era solo por resbalar. Significaba algo más. El amor no fluía.
Y la segunda parte no hizo más que confirmar el querer y no poder del capitán y su equipo. Eso sí, metido en el partido, estuvo. Tuvo gestos continuos. Corrigió la posición de saques de falta del rival, aplaudió efusivamente la salida de Willian José al campo... Quería, pero...
Querer y no poder
La última fase del partido fue el reflejo de lo que fue la víspera de San Valentín para Oyarzabal y los suyos. En el minuto 68 condujo un balón hasta dentro del área, no vio el pase claro, regateó demasiado lento y, para colmo, se resbaló. En el 73 fue a muerte a rematar dentro del área pequeña, pero no varió lo suficiente la trayectoria del balón para que fuera gol. Su tiro al rechace de un córner en el 83 se fue desviado. Volvió a tener otra oportunidad de armar el disparo dentro del área en el 89, pero se enredó hasta volver a resbalar. Y hasta intentó el chut desde fuera del área en el 90. Demasiado blando.
Su cara lo decía todo. Te quiero pero no soy capaz de demostrarlo. El enamoramiento esperado no llegó, y a falta de la magia, bien que se agradece la entrega por unos colores. Menos mal que esto es una carrera de fondo. Cuestión de cultivar el tesoro de cada cual. Y Mikel Oyarzabal volverá a capitanear este equipo en Anduva. Ya no habrá bengalas y baño de masas blanquiazules de recibimiento. No será víspera del día de los enamorados. Pero seguirá habiendo una ilusión que regar.
Más del Real Sociedad - Mirandés de Copa
- La Real a por la Copa: la larga marcha
- El uno a uno del Real Sociedad -Mirandés
- Libre directo... pero de momento, la Real Sociedad con ventaja, por Pedro Soroeta
- Cinco penaltis. Si ganas cuando no juegas... por Álvaro Vicente
- La opinión de... La copa del pueblo, por Aitor López Rekarte
- Buen papel de los guipuzcoanos del Mirandés
- Vídeo. Odegaard y Oyarzabal ponen en ventaja a la Real en semifinales
- Vídeos. Un recibimiento de gala
- Fotos. Recibimiento histórico en el Reale Arena
- Búscate entre las fotos de la afición txuri-urdin en el Real - Mirandés
- Fotos. El Real - Mirandés, en imágenes
- Vídeo | Espectacular 'Txuri-urdin' para la semifinal en el Reale Arena
- Encuesta: ¿Quién fue el mejor jugador de la Real ante el Mirandés?
-
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión