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Mikel Oyarzabal, a punto de lanzar el penalti que convertiría con una inmensa clase y frialdad. Arizmendi
Copa

Cuando no se puede enamorar, se agradecen pequeños gestos

Seguimiento a Mikel Oyarzabal ·

El capitán realista estuvo espeso en ataque y menos acertado que de costumbre, pero dejó detalles de compromiso

Gaizka Lasa

San Sebastián

Viernes, 14 de febrero 2020, 06:24

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Nadie dijo que esto del amor fuera fácil. Ni ganar al Mirandés. A todos les hubiera gustado que San Valentín viniera con grandes epopeyas, y ... que la resaca de la ida de la semifinal copera ensalzara las excelencias futbolísticas de alguno de los nuestros. Pero esto es la vida real, nunca mejor dicho. Y, a veces, incluso en el día señalado por el calendario para las caricias y florituras, emerge la condición humana y no hay manera. Y no es que el equipo no quisiera, pero... ¿Alguien duda de la pasión de Mikel Oyarzabal? Pues el capitán fue ayer el fiel reflejo de una Real a la que no se salía (casi) nada.

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Mikel Oyarzabal estuvo espeso en ataque pero dejó detalles de compromiso