Mikel Merino, como un niño con botas nuevas

Merino ha sido la ausencia más destacada en las prácticas diarias de las últimas semanas, aunque luego no ha faltado a su cita del fin de semana y no se ha perdido ningún choque a pesar del dolor que ha tenido que soportar en su pie más hábil. Ya el día en el que se lesionó frente al cuadro rojillo aguantó los noventa minutos sobre el terreno de juego, pero además también ha participado en los cinco partidos siguientes desempeñando el mismo rol de siempre.

Frente al Mallorca anotó el segundo gol del encuentro y asistió a Silva en el primero jugando 84 minutos. Contra el Real Madrid y el Alavés completó los noventa minutos, mientras que ante el Sevilla en el Sánchez Pizjuán jugó algo más de una hora en el que podría considerarse como el partido más flojo durante este tiempo, algo comprensible por otra parte dada su condición. Imanol decidió sentarle de inicio en la última jornada contra el Espanyol en casa y más tarde reconoció en rueda de prensa que hasta esa misma mañana «no tenía claro si iba a convocarle o no». El mismo jugador fue quien convenció al técnico finalmente para incluirle en la lista y menos mal que el de Orio le hizo caso al futbolista. Merino entró en el minuto 70 y fue quien provocó el penalti que acabó por dar los tres puntos a los realistas. El balance del mediocampista en cinco partidos tras romperse un dedo se ha saldado con 347 minutos, un gol y una asistencia.

El compromiso de Merino con el equipo está fuera de todas dudas. Imanol admitía hace una semana que «si no ha ido a la selección es por lo que ha hecho por la Real. Cualquier otro, hace tiempo que hubiera parado y se hubiera recuperado en lugar de estar jugando infiltrado. No os lo dirá él, os lo digo yo». El propio jugador ya se había encargado de quitar hierro al asunto días antes al señalar que «estoy bien, mejor de lo que puede parecer desde fuera».

Merino ha dejado claro que está hecho de otra pasta. Tiene el umbral del dolor por encima del común de los mortales, al menos de muchos futbolistas. Él, sin embargo, le quitaba importancia a esta circunstancia. «Es mi forma de ser. Por mucho que tenga dolor, voy a intentar estar porque sino en casa voy a tener remordimientos». Seguro que no se ha arrepentido de su forma de actuar y tiene la conciencia tranquila.

Su mayor preocupación, el meñique del pie izquierdo, le ha quitado horas de sueño y de entrenamiento. Cada vez que tenía que calzarse las botas de fútbol sentía molestias en el dedo, por eso ha tenido que ponerse las zapatillas y entrenarse en solitario más de lo que hubiera deseado. Ayer, sin embargo, Merino pudo calzarse las botas de taco de una vez por todas y saltó al campo con una sonrisa de oreja a oreja. Tenía mono de trabajar de nuevo con sus compañeros. Lo hizo con un calzado nuevo, el mismo que empleó el lunes en la victoria ante el Espanyol, de llamativo color rojo de la casa comercial que le patrocina.

Después de la sesión Imanol compareció en sala de prensa y confirmó la mejoría del navarro. «Le hemos cuidado entre semana y hoy ha entrenado como todos. Mikel siempre está preparado y esta vez no será menos», destacó el entrenador de Orio. «Los pocos minutos que tuvo contra el Espanyol los hizo sin necesidad de infiltrarse. Va evolucionando poco a poco, aunque no está en perfectas condiciones porque no ha podido entrenarse toda la semana», valoró por último el preparador guipuzcoano. En el club han estado muy pendientes del estado del meñique del jugador. A falta de la última sesión, parece que la extremidad del pie izquierdo del navarro no se ha resentido y el centrocampista podrá estar disponible para Elche.

La reaparición de Merino fue la noticia más llamativa en Zubieta ayer en una sesión en la que no participó Monreal. El lateral, que sigue con su puesta a punto después de no haber podido jugar ni un solo partido esta temporada, notó nuevas molestias en la rodilla y no pudo entrenarse con el grupo. Este paso atrás supone un nuevo contratiempo en la recuperación del navarro. Fue la única ausencia de peso junto a los lesionados de larga duración Oyarzabal y Barrenetxea. Carlos Fernández, por su parte, continúa trabajando al mismo ritmo que sus compañeros.

Imanol echó mano de los jugadores del Sanse Djouahra y Marrero. Ander Martín, aquejado de molestias, no pudo entrenarse. Los realistas volverán a ejercitarse esta tarde en Zubieta a partir de las 15.30 horas. Después se dará a conocer la lista de convocados y el equipo pondrá rumbo a tierras alicantinas.