Aún sueño con Marañón
Las visitas del Espanyol nunca me han generado buena espina. Prefiero mil veces jugar allí que aquí. Cada vez que viene a Donostia revivo uno ... de esos traumas de la infancia que el paso del tiempo ha contribuido a mitificar. Todos sabemos dónde conquistó la Real la primera Liga, en Gijón, pero no tanto cuál fue la jornada anterior, tan o más importante porque es la que dejaba o no a los de Ormaetxea de mano en el Molinón. Y fue contra el Espanyol en Atocha.
La ilusión que se respiraba en la ciudad era algo nunca visto que trascendía al propio fútbol. El campo se llenó desde mucho tiempo antes en una tarde soleada con el césped como un tapete. Yo y mi nariz incrustada en la valla de la preferencia central damos buena fe de ello.
La victoria era fundamental para llegar primeros al último partido y depender de sí mismos. Pero Rafa Marañón, uno de los históricos de la entidad perica, marcó nada más empezar y todo se torció. Entonces aparecieron las prisas, los nervios, las imprecisiones... Como aquel partido no se podía escapar de ninguna manera, en la segunda parte Satrústegui e Idígoras voltearon el marcador, pero el susto aún no se me ha quitado de la cabeza. La victoria se celebró como un título y los jugadores tuvieron que salir de las duchas a saludar a unos aficionados que ya se veían campeones.
Cosas del destino, al año siguiente se repitió la misma historia, solo que en la antepenúltima jornada. De nuevo otro 2-1 lleno de sufrimiento con un postrero gol de Satrus en el tramo final. Aquella Real, la mejor de la historia, nunca consiguió ganar fácil aquí al Espanyol en aquellos años. Es más, recuerdo algún que otro empate e incluso derrota.
Desde entonces la historia se ha repetido, con partidos tremendamente igualados, resultados por la mínima y varios disgustos por el camino. Tampoco hay que olvidar que el catalán es uno de los históricos de Primera División, el más grande sin una Liga en su palmarés, a pesar de conquistar cuatro Copas y tocar con los dedos dos Copas de la UEFA.
Hoy no espero un guion muy diferente en el estreno de Sergio en Anoeta. La actual Real es un equipo joven y en construcción que viene de dar una buena imagen en Mestalla, pero esta tarde tiene una dura piedra de toque. El Espanyol nunca ha sido fácil.
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