«Míchel es un entrenador que llega muy fácil al futbolista y que transmite mucha pasión»
El exrealista Gorka Elustondo describe a Míchel, artífice del gran Girona y que le entrenó en el Rayo dos temporadas
La Real visita mañana (18.30) en Montilivi al Girona, un equipo de autor al que Míchel ha dado forma en estos tres años hasta ... llevarlo a cotas inimaginables. Cocinero antes de fraile, este madrileño de 48 años fue uno de los jugadores más emblemáticos del Rayo y en Vallecas inició su andadura en los banquillos para salvar al club de sus amores del descenso a Segunda B y llevarlo a Primera en apenas 15 meses. Han pasado ocho años de aquello y ahora es uno de los entrenadores de moda en la Liga.
El exrealista Gorka Elustondo (Beasain, 1987) le conoce bien porque después de ocho temporadas como txuri-urdin, y tras pasar por Bilbao, el actual técnico del Girona le fichó en enero de 2018 para el Rayo, con el que ascendió a Primera y colgó las botas un año después. Desde entonces vive en Madrid, donde su actividad laboral guarda relación con el sector inmobiliario y hotelero, aunque la pasada temporada hizo sus pinitos como comentarista de Movistar en varios partidos de la Real en la Champions.
«En el Rayo ya éramosmuy ofensivos. Robábamos el balón y nos decía que mirásemos para arriba. No le gusta el pase horizontal»
Gorka tiene bien presente aquella llamada de Míchel que le cambio la vida. «Recuerdo que me transmitió mucha confianza. Era el mercado de invierno y el equipo peleaba por el ascenso. Iba cuarto en la tabla. Fue sincero conmigo: me dijo que el bloque estaba hecho pero que podía ser una pieza importante para subir. No me lo pensé dos veces. En esa segunda vuelta participé en 14 partidos y ascendí a Primera con el Rayo, que es un recuerdo muy bonito en mi carrera».
Ya entonces Míchel promulgaba una idea de juego muy parecida a la que le ha llevado con el Girona a la Champions. «Jugábamos con un sistema de 1-4-3-3 con Fran Beltrán, Comesaña y Trejo por dentro, Embarba abierto a una banda, Unai López de falso extremo y Raúl de Tomás haciendo goles arriba. Éramos un equipo muy ofensivo. Míchel nos decía que cada vez que recuperásemos el balón mirásemos hacia adelante. No quería pases horizontales sino buscar siempre el pase vertical. También éramos atrevidos para presionar alto y defender hacia adelante».
«Quería a un futbolista feliz»
En el plano personal destaca que es un entrenador muy próximo a los jugadores. «Llegaba muy fácil a nosotros. Se notaba que había sido futbolista hasta hace poco. Sabía bien cómo llevarnos y no es fácil combinar esa exigencia de entrenador con la cercanía. Pero gestionaba muy bien el vestuario y casi todos estábamos contentos jugásemos más o menos. Una de sus prioridades es que el futbolista se sintiese feliz y mejorase».
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Aunque el madrileño daba sus primeros pasos en los banquillos en aquella temporada 17/18, el beasaindarra confiesa que ya veía que iba a hacer carrera como entrenador. «Era muy estudioso. No solo del rival sino de sí mismo. De lo que hacía en los entrenamientos, en los partidos... Transmitía esa pasión que él sentía por el fútbol. Era muy detallista, de esos entrenadores que dan muchas herramientas al jugador para que sepa lo que tiene que hacer en el campo. He coincidido con muchos técnicos y de todos he aprendido algo, pero Míchel fue el que más me enseñó. Tenía muy clara la idea de juego y lo que buscaba. Es muy exigente con los jugadores y por eso a veces puede parecer cabreado, pero enseguida te respalda en el error y te pide que lo vuelvas a intentar».
«Es muy exigente con el jugador y a veces parece cabreado, pero te respalda en el error y pide quelo intentes de nuevo»
Una de las señas del técnico es que sus equipos sean protagonistas. Le gusta ser propositivo más que reactivo, algo que ha explotado en el Girona. «Nosotros también teníamos esa identidad y esa intención de salir con el balón jugado», explica Gorka, «aunque en Segunda División era más difícil hacerlo porque los partidos son más broncos. Recuerdo que si dábamos un pelotazo en largo y no lo presionábamos nos caía una bronca. Siempre nos repetía que tuviésemos el balón y a los centrocampistas, que orientásemos el control hacia adelante para tener una actitud ofensiva».
El exblanquiazul señala, no obstante, que Míchel también es un técnico pragmático cuando el contexto así lo requiere. «Yo era un pivote de contención por delante de la defensa y salí muchas veces con un marcador favorable para defenderlo. Ahí me pedía que aguantara la posición. Míchel es un entrenador muy práctico y no se olvida de que el objetivo es ganar los partidos».
«En sus entrenamientos hay muy buen ambiente. Se metía en los rondos como uno más y esa gestión del vestuario es clave»
Lo que no utilizaba tanto en su época en el Rayo era esa variante ofensiva que emplea en el Girona de estirar en ataque a uno de sus laterales hasta la mediapunta como ha hecho en los últimos años con Yan Couto, Arnau Martínez o Miguel Gutiérrez. «Proponía cosas nuevas pero quizás nosotros no teníamos ese tipo de laterales. Y nunca buscaba aventuras imposibles. En el Girona ha dado con los jugadores ideales para ir más lejos aún y llevar su idea a la máxima expresión».
Protagonistas con balón
Elustondo no recuerda que en esas dos temporadas en las que coincidió con él hiciera demasiados inventos tácticos. «En este siglo entrenadores como Pep Guardiola o Marcelo Bielsa han sido muy innovadores y lo que ha hecho el resto ha sido aplicar parte de esas ideas. Míchel es muy estudioso y fruto de ese análisis ha querido crear un estilo propio. A mí me recordaba, salvando las distancias, al Lillo que conocí en la Real por el protagonismo que quería que tuviésemos con el balón».
Con todo, cree que el factor diferencial de Míchel es el humano y la empatía que transmite al grupo. «Por mucho que tengas buenos jugadores hay que saber llevar esa plantilla, saber alinear, saber dosificar... Le habíamos conocido como uno de los jugadores referentes del Rayo y de repente lo teníamos con nosotros metido en los rondos. En sus entrenamientos hay muy buen ambiente y eso se nota porque es uno más. Esa cercanía es clave».
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