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Hubo bastantes nubarrones en Villarreal a pesar de que el cielo estuvo despejado en La Cerámica. Y en Mendizorrotza, con más frío y de noche, ... el faro de la Real quiso alumbrar el juego. Al menos a intentarlo porque de un tiempo a esta parte, en los partidos de la Real poco sol se ve y hay escasa luminosidad. Todo lo contrario. Por eso había ganas de volver a ver a Zubimendi en acción con la esperanza de que el medio centro titularísimo del equipo pudiera desplegar su partitura particular.
Nos gustaría revertir estas palabras pero sería engañarle. No fue de los peores el donostiarra, ni mucho menos, pero la nota tampoco puede ser alta. Se preguntará Zubimendi, «¿qué ha cambiado tanto en el equipo? Llevo dominando el juego cinco temporadas, he ganado multitud de partidos, títulos, he liderado a un conjunto por Europa en campos gigantes...» Pero ahora mismo nada de nada. Y esa es la gran pregunta que los seguidores de la Real se hacen. ¿Se echa tanto de menos a Merino? Hombre si el Manchester City está sufriendo sin Rodri, pues a la Real le puede pasar algo parecido, ¿no?
Zubimendi trató de guiar a la nave, pero entre las olas, el mal juego, la a veces nula precisión en los pases, es bastante complicado gobernar el timón. Hablando de pases, el canterano estuvo sublime: 47 acertados de 48 intentados. Sin embargo pocos fueron clave.
Sí que tuvo presencia del área bien entrado el partido, justo cuando Imanol realizó un triple cambio. Se había adelantado el Alavés, cuando Zubimendi casi conecta un buen envío desde el lado derecho y cinco minutos después, en el 74 de partido remató un centro de Sergio Gómez que le quedó un poco alto. El balón llegó en malas condiciones a Óskarsson que no pudo remacharlo y además podía estar en fuera de juego.
El plan e partido era bastante claro para Imanol y con la perentoria necesidad de puntos del Deportivo Alavés, el cuadro de Coudet iba a ceder terreno a la Real. Ahí no pudo dibujar Zubimendi ningún pase entre la maraña de piernas de jugadores alavesista. Se tuvo que incrustar entre los centrales para ordenar el tráfico asociándose más con la pierna izquierda de Pacheco que con la diestra de Jon Martín.
Tuvo como socio a un viejo conocido como Brais y se echó de menos que el tercer tenor fuera Sucic para alimentar a la delantera. El faro tiene la misma potencia que siempre pero cuesta que el resto vea la luz por dónde escaparse de las sombras. Y cada vez son más alargadas.
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