La diferencia estuvo en las áreas

Podemos mirar a otro lado o encarar la realidad, y a la Real le falta presencia en área. André Silva hizo un buen partido, pero casi siempre en situaciones de mediapunta, no de terminador más allá de un cabezazo intencionado. Y por detrás, los centrocampistas llevan tiempo sin ver puerta y a Kubo no se le puede pedir que desborde y marque todo en uno. Eso solo está al alcance de Mbappé y algunos pocos elegidos más. O del japonés cuando está súper, que no es el caso.

Si arriba no marcas y atrás te despistas ante un rival así la consecuencia es perder por dos goles, con la desafortunada casualidad de que en la jugada que rompe el partido debía ser Traoré, que estaba siendo atendido fuera del campo, el que tenía que cuidar el segundo palo por el que se cuela Mbappé y no Kubo.

Por difícil que esté, ahora hay que recuperar energías en estas tres semanas para volver a dar la cara en la vuelta y pelear la eliminatoria hasta el final. No está fácil pero aún queda un partido por jugar. Y mientras hay vida...

André Silva por Oyarzabal. Tanto marear la perdiz para nada. Al final el capitán no pudo ser de la partida por el golpe en la rodilla que sufrió hace diez días en Girona y su lugar en la alineación lo ocupó André Silva, que en las últimas semanas había ofrecido mejores vibraciones que Sadiq y no hizo mal partido. El resto fue el equipo de las grandes citas con Remiro bajo palos; Traoré, Zubeldia, Le Normand y Galán en la línea defensiva; Zubimendi, Merino y Brais en el centro del campo, con Kubo y Barrenetxea en los extremos.

En el PSG la gran sorpresa fue que no jugó Lucas Hernández de salida dejando su hueco en el lateral a Beraldo, un joven brasileño recién llegado de 20 años que sufrió ante Kubo. En la zona ancha entró Fabián Ruiz mientras que se quedó en el banquillo Manuel Ugarte.

Dos planes diferentes. La Real salió muy bien plantada con dos ideas distintas en función de la disposición ofensiva del PSG. Si el cuadro parisino intentaba iniciar con línea de cuatro atrás Imanol dispuso una forma de contrarrestar en 1-4-4-2 con Brais saltando como segundo delantero a uno de los centrales y Kubo y Barrenetxea cerrando a los laterales. Por el contrario, si lo que hacía era meter a Hakimi como segundo pivote y Luis Enrique dejaba línea de tres atrás en salida la respuesta blanquiazul era emparejar en individual a los centrocampistas y cerrar a los extremos para guardar la espalda de Silva.

En ataque el cuadro txuri-urdin intentaba no arriesgar lo más mínimo en zona de iniciación, por lo que Remiro buscó el envío en largo hacia Barrenetxea y André Silva, más que para que lo ganaran para que Marquinhos y Danilo tuvieran que correr hacia atrás y desde ahí iniciar la presión y adelantar la posición grupal. Salvo en un error de Zubimendi ante Vitinha que provocó un contragolpe de Dembélé y Mbappé que Remiro salvó al segundo, el plan funcionaba. Dando menos pases que su rival al descanso (182 contra 266), la Real superaba en combinativo en terreno contrario con 88 entregas completadas ante las 53 locales.

Kubo, un puñal por la derecha. Las ocasiones en el primer acto se sucedieron ante la portería de Donnarumma, principalmente porque Kubo ganaba su duelo a Beraldo. Una jugada individual suya acabó en el lateral de la red al cuarto de hora. Poco después un centro que colgó fue cabeceado por Silva rozando el poste.

El portugués era el complemento perfecto entre líneas porque sujetaba mucho balón y eso permitía estirar al centro del campo y habilitar a los extremos para que encarasen. Una jugada que se inició en su pies y fue basculándose de derecha a izquierda acabó con pase de Brais para Merino, quien golpeó en el larguero con su disparo en la última jugada de la primera parte. No pintaba nada mal el partido.

Otra la vez la estrategia. El pulso que mantenían ambos equipos se desniveló del lado galo a balón parado. Tal y como ocurrió hace un año en la eliminatoria contra la Roma en el gol de Kumbulla o el sábado, sin ir más lejos, en el de Budimir. Kubo se despista con Mbappé en el segundo palo pero en el primero Zubeldia y Merino no pueden frenar la prolongación de Marquinhos. Por no hablar de que el córner surge de un regalo dentro del área de Traoré a Barcola.

El caso es que el guion del partido cambió diametralmente, la Real siguió apretando alto pero con el marcador en contra le costó más volver y el PSG pudo armar el contragolpe para aumentar su diferencia en una jugada en la que Traoré vuelve a estar fatal en su duelo contra Barcola. Una pena porque el resultado no refleja la diferencia que hubo entre los dos equipos pero en el fútbol manda la ley de las áreas y a la Real le falta mordiente en la contraria para sacar partido de su ambiciosa propuesta.