Manchester United: el más inglés de los grandes de Inglaterra

Sería una historia redonda, pero la realidad suele dejar cabos sueltos, así que el garante de la tradición inglesa resulta ser un cascarrabias escocés con un acento impenetrable de Glasgow. Además, Mánchester guarda una distancia considerable con el nacionalismo inglés. En ese sentido, es una ciudad casi idéntica a Liverpool por educación y tejido social y laboral.

Pero sí es verdad que el Manchester United se ha esforzado por consolidar esa imagen. Al liderar la expansión global del fútbol inglés, se erigió en su embajador. Aunque, con su proverbial mal genio, Ferguson se quejaba de que a Old Trafford la gente más que al fútbol iba «al teatro», lo cierto es que el campo que visita mañana la Real siempre ha tenido un ambiente intimidatorio. Muy ruidoso, como el carácter del noroeste de Inglaterra.

El juego vertical y la actitud ofensiva son obligatorias. Y nunca se desdeñan unos cuantos pelotazos y disputas de cabeza como dios manda. Los balones divididos son la ley y el tackle, la verdad del juego. Ganar la Liga lo es todo. Con 20 títulos, el United es el club más laureado (el Liverpool tiene 19).

Por contra, unos kilómetros al este, Liverpool, con su puerto abierto al mundo desde hace siglos, se siente más cerca del continente. Seis Copas de Europa lo atestiguan (dos suma el United). «Nunca dejaremos de ser Europa; con el Brexit nos mandamos a nosotros mismo a segunda», bramó Jamie Carragher, leyenda del Liverpool. El voto contra la salida de UE fue, por supuesto, mayoritario en la ciudad (58,4%)..., pero en Mánchester alcanzó el 60,4%. Las historias redondas no sirven para explicar lo que pasa.

El United podrá ser el más inglés de los grandes de Inglaterra, pero Mánchester no busca su sentido comunitario en la cruz de san Jorge, sino en la ciudad. Guarda una distancia respetable con Londres. Proliferan en la ciudad los tatuajes con la imagen de una abeja. Es el símbolo del trabajo duro de sus gentes y de la oposición a la visión del mundo que llega desde la capital, individualista, centralista y superficial.

El Manchester United se opondría también así a los equipos de Londres, con todo su estilo de sastrería de Savile Row. El terrible Arsenal tradicional ya no existe, refinado por la mano de Arsene Wenger –el antagonista de Ferguson durante casi veinte años–, el siempre elegante Tottenham sigue bailando de puntillas pese a la mano de Mourinho y el moderno Chelsea del dinero ruso nunca ha querido dejar de ser el hedonista heredero del swinging London, las estrellas del cine, el punk, Kings Road y el desdén elitista por las victorias.

Aunque Eric Cantona es un personaje central en el Manchester United, los jugadores de casa siempre han sido su seña de identidad, al estilo de lo que buscan deliberadamente Madrid o Juventus en sus ligas. Desde los 'Busty babes' a Rushford, pasando por la generación de David Beckham, Paul Scholes, Ryan Giggs y compañía. La santísima trinidad del club la forman el inglés Bobby Charlton, el escocés Dennis Law y el norirlandés George Best.

Esta primavera se van a cumplir 30 años desde que el último entrenador inglés ganó la Liga. Ninguno lo logra desde que Howard Wilkinson llevó al título al Leeds United, en la última edición antes de convertirse en la Premier League. Ron Atkinson fue el último inglés en sentarse en el banquillo de Old Trafford, el 6 de noviembre de 1986, antes de ser sustituido por el escocés Ferguson. Otro escocés (Moyes) y un galés (Giggs), le sucedieron para dar paso a técnicos extranjeros desde 2014. La Real Sociedad vuelve a Old Trafford, un campo donde se hablan más idiomas que en algunos países, donde la globalización no tiene secretos, donde los negocios son posmodernos y la tecnología hace tiempo que dejo atrás el futuro, pero un templo que se levanta como el cancerbero de la tradición. Hace mucho que el fútbol inglés no existe, pero el Manchester United es su guardián. Y lo borda.