El 1-2 y Granada se la da muy bien a la Real

Sabíamos que el Granada es un equipo que se amolda al estilo de juego que requiere el partido. Destaca por su solidez en la parte de atrás y su pragmatismo delante. Había ganas de ver cómo la Real iba a sustituir la baja de Odegaard, un hombre clave en el esquema de Imanol. Sangalli fue el elegido y la Real jugó con un estilo diferente.

Las sensaciones de aquel día histórico con el título copero contagiaron a la Real, que empezó embotellando al Granada. Los donostiarras buscaron la posesión en esos primeros compases, mientras que el patrón del Granada era claro: refugiarse y salir en largo. La medular de la Real robó varios balones peligrosos en tres cuartos de campo que fueron el preludio de las primeras ocasiones. Los andaluces defendieron muy bien cerca de su área.

Hasta que llegó el gol, un gran tanto, con robo y sensacional pase de Oyarzabal para Portu. El murciano definió perfectamente al palo corto y la ventaja en el marcador era merecida para los txuri-urdines. Sin embargo el estilo de partido cambió. También, todo hay que decirlo, por una jugada que perjudicó a la Real de forma clara.

Y esta no es otra que el penalti por mano de Neva que el colegiado no señaló al Granada. Una acción clarísima, que para mí no ofrece ningún tipo de dudas, más si cabe con la ayuda del VAR. Y de lo que podía ser el 0-2, el Granada se hizo grande. Se atrevieron a ir un poco más arriba y llevó el partido a donde quería. Poco a poco fue encerrándonos atrás y haciendo daño en ataque. El gol del empate llegó tras un cúmulo de circunstancias, todas ellas en contra de la Real. Una pérdida de balón, seguida de la falta innecesaria de Willian y que concluyó con un disparo lejano que Remiro no puede atajar. El portero fue el primero en darse cuenta de su error.

En la segunda mitad la Real estuvo más cómoda. Emergió la figura de Merino, agobiado en los primeros 45 minutos, más aseado después. Con espacio, el equipo realista fue mejor. Imanol arriesgó, en lugar de jugar a amarrar, y dio en el clavo con las incorporaciones de Isak y Januzaj. El belga no pudo hacer más en menos tiempo. Y llegó el tan ansiado gol de Portu. La velocidad, garra y lucha que pone en todas las acciones contagian a sus compañeros, encienden a la grada y hacen sonreír a Imanol. Que siga. La Real es colíder.