Atacar sin red de seguridad en casa
La Real ha recibido en 2024 una media de 1,26 goles por partido en Anoeta mientras que fuera ese registro baja a los 0,77 tantos
La trayectoria de la Real Sociedad en Anoeta en 2024 es aterradora. Únicamente ha ganado cuatro de los 19 partidos disputados, cediendo cinco ... empates y sufriendo diez derrotas, con 24 goles encajados frente a los 18 marcados. Un registro de 0,89 puntos por encuentro como local que contrasta con los 1,77 que ha cosechado en los 22 partidos de visitante, en los que ha metido cinco goles más. Pero el dato realmente significativo reside en los tantos recibidos, porque mientras que en casa recibe 1,26 de media por encuentro, fuera baja sensiblemente hasta los 0,77. Por eso, gran parte de sus problemas como local reside en la falta de equilibrio entre las dos fases del juego: la ofensiva y la defensiva.
Mal posicionados en ataque. De los 19 partidos en el Reale Arena cabe entender como razonables las derrotas ante el Real Madrid, en dos ocasiones, el PSG y el Atlético en la última jornada de la pasada campaña. Pero es que aquí ha ganado Osasuna por partida doble, en febrero y el domingo, ha goleado el Villarreal (1-3), el Alavés ha conseguido victoria y empate –aquel que rescató en el descuento Zubimendi el 2 de enero–, puntuó el descendido Almería (2-2) el curso pasado y el Rayo Vallecano se llevó el triunfo en la jornada inaugural de esta temporada.
Muchos de esos goles han venido como consecuencia de no estar bien protegidos ante la pérdida del balón. Es como si la Real saliese en Anoeta únicamente pensando en cómo meter mano al rival, por dónde combatir su dispositivo defensivo, y se olvidara de que también puede encajar cuando le roban la pelota.
El 0-2 de Osasuna fue prácticamente calcado al 0-1 del Rayo Vallecano. Entonces el central Mumin interceptó un pase de Oyarzabal a Kubo en el centro del campo y condujo sin que nadie le saliese hasta doblar el pase a Frutos, que se deshizo de Javi López y batió a Remiro. Nadie en 30 metros fue capaz de salirle al paso, lo que denota que falló la primera presión como consecuencia de una mala ocupación del campo en la fase ofensiva.
Con Sucic y Brais aún no se distinguen bien los roles entre los dos interiores; no hay uno más compensador como pasaba con Merino
El domingo perdieron el balón entre Brais y Oyarzabal ante Juan Cruz y éste asistió a Bryan Zaragoza para que condujera la contra. Cruz acompañó a tal velocidad el contragolpe que partiendo del mismo lugar que Aramburu le sacó 15 metros de distancia. Su incorporación sirvió para eliminar aZubeldia. En esta ocasión no solo falla la primera presión, sino la vigilancia sobre Bryan y la rapidez en el repliegue por parte de los dos laterales, que están abiertos y vuelven con demasiada lentitud. Para contextos de partidos en los que hay que regresar con celeridad Javi López es más recomendable en la posición de lateral que Sergio porque dispone de una mayor potencia para ir y volver. Su capacidad en el repliegue es de lo mejor que se le ha visto hasta ahora. El caso es que la Real está viéndose sorprendida al contragolpe en casa en exceso y lo está pagando con derrotas.
¿Por qué fuera de casa no pasa? El principal argumento para explicar el buen rendimiento visitante es que lejos de Anoeta no se muestra tan abierta en su despliegue ofensivo. En defensa se comporta de forma parecida, tratando de presionar arriba para impedir la salida en corto del contrario y mandando alto a los laterales, pero con balón no se expone tanto. Como ejemplo, en Valladolid la Real firmó un buen partido y Aramburu en la derecha jugó prácticamente como tercer central sin cruzar a campo contrario para liberar a Sergio Gómez por el lateral contrario. En su banda estaba Raúl Moro y esas vigilancias que hizo sobre él neutralizaron las transiciones ofensivas pucelanas. Ante Osasuna, a pesar de tener delante a Bryan Zaragoza, que es un atacante vertical y veloz, se posicionó en la primera parte como extremo, quedando una autopista a su espalda por la que el cuadro rojillo hizo sangre.
Unas buenas vigilancias también son consecuencia de un posicionamiento racional en ataque. Luego hará falta la determinación de presionar tras pérdida o replegarse en función de la situación del juego. Pero la Real se protege mejor ante pérdida como visitante que como local, donde hay momentos en los que parece que por su cabeza no pasa la posibilidad de que el rival pueda hacerle peligro.
Exponerse en zonas delicadas. Aunque parece que haya pasado mucho tiempo, apenas hace más de un año de la retirada de David Silva. Por encima de su capacidad para dibujar pases imposibles, tanto con el último servicio como con el penúltimo, una de sus grandes virtudes era organizar a sus compañeros en la fase ofensiva para que el equipo estuviera siempre bien colocado. Caminaban todos juntos en ataque y en defensa. Algo que ahora se echa en falta en muchas ocasiones, sobre todo en Anoeta. También era imposible robarle el balón en campo contrario, por lo que se reducía mucho las opciones del rival para contragolpear con peligro.
La sombra de David Sila es alargada: él posicionaba al equipo en ataque y hacía que caminasen todos juntos con el balón
En esa tercera altura del centro del campo el que más ha jugado es Brais, que ha aportado llegada y muchas cosas positivas en ataque. Pero la inteligencia de Silva para detectar en dónde se podía arriesgar el balón y en dónde no, era única. Ahora, además, no están tan definidos los roles de los dos interiores. Hasta verano Merino jugaba en el segundo peldaño y Brais en el tercero de la zona ancha. Mientras el navarro era el taponador de las contras rivales, el gallego era el faro en ataque en tres cuartos. Con Sucic dentro de la ecuación no se distinguen mucho las funciones entre el interior de un costado y el del otro. Ambos son jugadores talentosos y con una zurda privilegiada, pero les falta crecer en defensa tras pérdida y, sobre todo, interpretar la posición del otro para corregir la suya propia. Es cuestión de tiempo y de acumular partidos juntos, sin olvidar que un Turrientes puede aportar más equilibrio jugando junto a Zubimendi e interpretar mejor el papel de ese segundo centrocampista.
La estrategia defensiva. A pesar de que el jueves pasado la Real encarriló su triunfo ante el Maccabi de Tel Aviv de córner con Pacheco, el balón parado le está quitando más de lo que le da. La baja de Le Normand y Merino se acusa mucho en estas jugadas, pero es algo que ya se sabía. En la tercera jornada el Alavés le hizo mucho daño en saques de esquina y forzó un penalti por agarrón de Zubeldia a Abqar en uno de ellos. En Mallorca también sufrió en la estrategia, aunque el tanto se encajara de penalti, y el Anderlecht le hizo el 1-2 en una falta lateral.
Contra Osasuna llovió sobre mojado porque en febrero ganó en Anoeta con un gol de córner rematado plácidamente por Budimir en la misma portería y desde el mismo costado en el que lo hizo Lucas Torró. Faltó contundencia en el duelo clave y rapidez para provocar el fuera de juego cuando el rival ejecuta el córner de manera indirecta y el balón le vuelve a Bryan. Aspectos que hay que mejorar y que todos sumados han conducido a que el comportamiento defensivo de la Real en Anoeta en 2024 esté muy lejos del más aconsejable para competir con garantías en casa. Porque detrás de las derrotas está un desequilibrio en el juego que hay que compensar para que atacar no se convierta en un chollo para el adversario a la contra.
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