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Andando una parte solo ganas al Reus
La Real se activa tarde, tira 45 minutos y pierde ante el Alavés en un partido que era de empate pero en el que regala un penalti
Paso atrás claro de la Real en Vitoria. Andando y «regalando» una primera parte, como reconoció el propio Sergio Francisco, solo da para ganar al ... Reus Reddis de Segunda RFEF, y gracias. La Real se mira al espejo y trata de ser algo que ya no es. Hay que reconocer que somos diferentes. No se puede jugar a lo mismo cuando los futbolistas diferenciales que bailaban con el balón ya no están en el equipo. Y si los que también tienen que marcar las diferencias y sí están disponibles, no lo hacen y desaparecen, la Real se convierte en un equipo vulgar y anodino. Sin Oyarzabal, lesionado, las segundas espadas realistas debían dar un paso adelante en este tramo de la temporada en la que se podía terminar de dar un salto en la clasificación. El resultado es que sin el punto ante el Villarreal el equipo estaba exigido, y esa necesidad le pasó por encima en Vitoria.
La Real cuajó una buena segunda parte ante el Villarreal y terminó siendo más enérgico que el submarino, pero ese ímpetu no se trasladó en la primera mitad de Mendizorrotza, de largo la peor de la época de Sergio. Los realistas disputaron unos horrendos 45 minutos, superados por un Alavés que tenía las cosas muy claras. La subida de los laterales para nutrir de centros a Boyé era el plan inicial, y finalmente se llevó el premio tras mucha pelea. El de Irun apostó de nuevo por Sadiq y Kubo para sentar a Barrenetxea, una decisión extraña teniendo en cuenta que el donostiarra es el futbolista más desequilibrante desde agosto. El entrenador reconoció en sala de prensa que el donostiarra no estaba para empezar, y no es conveniente dar pistas al rival, pero tampoco es de recibo omitir información. No tenía sentido que Kubo estuviese otra vez por delante. Aritz le ganó la partida a Caleta-Car en el eje y el resto fueron los esperados, algo que se puede entender en el planteamiento inicial, pero cuando las cosas no funcionan no pueden jugar siempre los mismos.
Volvamos a Kubo, que al igual que Sadiq no consiguió ni una sola acción de mérito en ataque en el primer acto. El japonés, estrella del equipo, tiene ahora mismo condición de suplente hasta que su rendimiento diga lo contrario. Sadiq, en cambio, juega porque no hay otro sano. El Alavés entró bien al choque, con las dos marchas que le faltaron a la Real con y sin balón. El centro del campo brilló por su ausencia en ese primer tramo, con un Brais al que se le sigue demandando más velocidad y brío. Luego podría marcar como lo hizo en El Sadar, pero él es el termómetro del equipo. Un pase suyo lanzó a Guedes nada más empezar, la única aparición blanquiazul salvo dos ocasiones a balón parado.
El Alavés tampoco es que acosase a Remiro, pero Rebbach en una falta lateral puso un balón a la cabeza de Boyé. Sadiq, de miranda. El propio extremo estuvo cerca del gol, pero se le marchó el control largo ante la media salida de Remiro. La Real se asentó con el paso de los minutos y utilizó el guante de Sergio para inquietar a Sivera, obligado a despejar como pudo un cabezazo de Soler a la salida de un córner. El valenciano estaba completamente solo y ya no es normal que el equipo no haga gol en esas situaciones. Genera una barbaridad, pero no se plasma en tantos. Luego fue Martín el que envió un balón a la madera en una falta lateral superando a Guevara por alto. Al lasartearra hay que empezar a exigirle que se estrene porque es muy superior en esa faceta del juego.
La primera parte se fue muriendo hasta que llegó el fallo grave de Aritz, el futbolista más experimentado de la plantilla. Un córner botado por Rebbach impactó en su brazo, extendido al estar agarrando a Boyé sin mirar el esférico. Penalti claro en el fútbol moderno a instancias del VAR y de nuevo a remar porque el propio Boyé superó a Remiro con un disparo raso que le pasó por debajo del sobaco. La Real ha empezado perdiendo en once de los quince partidos de Liga. Así estará siempre mucho más lejos de los puntos. O el centro del campo se ponía a correr, o no había nada que hacer en Gasteiz.
Un tramo bueno, poco más
El Alavés dio un paso atrás y la Real jugó bien un tramo en ese espacio de tiempo en el que se debía mover el árbol. Entendió con acierto el entrenador que no era momento de cambiar piezas, pero el equipo tampoco bombardeó a Sivera. Soler y Brais, ahora sí y tarde, aglutinaron más balón, pero la velocidad en el juego seguía siendo lenta, insuficiente para inquietar a un equipo que goza defendiendo en el barro. Una arrancada de Kubo, ya en el minuto 63, evidenció que las cosas empezaban a inclinarse para el otro lado. Es una de las estrellas, pero ahora mismo es suplente hasta que recupere su nivel. Antes el Alavés pudo hacer el segundo con dos acciones peligrosas de Rebbach, pero no acertó y el equipo se mantuvo con vida.
Sin embargo, y aunque la Real mejoró, hasta el final no vinieron las ocasiones. «No centrábamos al área porque estaba vacía», resumió con inocencia Brais, que aunque tocó mucho el esférico volvió a estar gris. La entrada de Barrenetxea agitó algo el ataque, pero esta vez se observaba que si el Alavés no cometía un error era prácticamente imposible que los de Sergio hicieran el empate. Guedes con una internada por la derecha sacó un gran centro a Barrenetxea, que se lanzó de cabeza cuando quizás lo más sencillo era meter el pie. Otra acción individual del portugués cargando el área supuso que Karrikaburu rematara de primeras cuando había compañeros atrás mejor colocados. El partido se fue muriendo y esta vez el entrenador no acertó en la dirección de campo, algo en lo que destaca. Gómez a balón parado hizo sudar a Sivera, mientras que Caleta-Car remató otra vez alto. No hubo tiempo para más. Derrota merecida de la Real, incapaz de ser el equipo del mes de noviembre. Girona y Levante, ahora sí son pruebas de fuego.
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