Urkullu buscará el aval de los partidos para activar un plan anticrisis con medidas urgentes
El lehendakari abrirá una nueva ronda de contactos con todos los grupos para afrontar el impacto económico de la guerra
El lehendakari, Iñigo Urkullu, explorará con los partidos vascos un urgente plan anticrisis que, entre otras actuaciones, intente atajar el riesgo de desplome que ... se cierne sobre la economía vasca tras los efectos de la guerra de Ucrania. La espiral inflacionista, el progresivo encarecimiento del coste de la energía y la traumática crisis del sector del transporte, con un peligro de desabastecimiento para el consumo doméstico y la actividad industrial, proyectan serios nubarrones en el horizonte y han llevado al lehendakari a coger el toro por los cuernos ante una situación que él ha definido gráficamente como «economía de guerra» y en la que, ha concluido, «todos tenemos que remangarnos y arrimar el hombro» para evitar una crisis social sin precedentes.
Urkullu abordará en los próximos días esta tercera ronda con los grupos parlamentarios y ya ha establecido los primeros contactos para ello. De entrada, ha enviado por escrito un guion preliminar a las formaciones que, además del escenario generado por la invasión militar de Rusia en Ucrania, ha incluido el plan normativo, con todas las iniciativas gubernamentales y legislativas previstas en el horizonte más inmediato, así como el proyecto Berpiztu, planteado en el contexto de la recuperación económica y del empleo en el período 2020-2024. Urkullu engloba todos estos capítulos, así como el plan de inversiones, en un estrategia global de recuperación.
El estado es de enorme preocupación, apuntan las fuentes consultadas. La superación de la alarma sanitaria por el Covid se ha visto en este momento desbordada por un súbito empeoramiento de la actividad productiva, con una amenaza de dejar muy tocado el funcionamiento del sector industrial y con la obligación de activar de nuevos ERTEs para salvar la situación de excepcionalidad. Las perspectivas de crecimiento, de nuevo, se van a ver absolutamente trastocadas.
Urkullu ha enviado un guion previo a los partidos, que deben concretar su disponibilidad de fechas
El lehendakari confía en trazar unas bases comunes en su interlocución con los partidos desde el convencimiento de que el espíritu de colaboración que se presume en situaciones críticas como la actual resulta «un arma fundamental» y de que la unidad es imprescindible para transitar un camino que va a ser «muy largo, muy duro y muy difícil».
Diagnóstico muy grave
El lehendakari parte de un diagnóstico que exige altura de miras y salir de la espiral de los reproches en la clase política vasca. La situación es de una gravedad extraordinaria, incluso mayor que la que encerraba el escenario pandémico, con una fuerte incidencia en el sector del comercio y de la hostelería y convertido en una dura prueba de estrés sobre el sistema de la Sanidad pública.
En este caso, el funcionamiento al ralentí de la actividad industrial, la paralización de algunas factorías, y la sensación de bloqueo en el suministro de la cadena alimentaria y de mercancías llevan al Gobierno Vasco a activar todos sus planes de alarma y poner en funcionamiento una estrategia integral para evitar que el país se 'apague', con efectos muy perniciosos en la tenue expectativa que comenzaba a atisbarse de recuperación económica tras la incidencia del coronavirus.
El último acuerdo sobre la Educación alienta la hipótesis de un pacto político de mínimos
La profundidad de la crisis podría favorecer un margen de maniobra para tejer un acuerdo de mínimos entre los partidos vascos. Después del acuerdo presupuestario entre EH Bildu y el Gobierno de coalición PNV-PSE, y sobre todo después del pacto sobre el futuro modelo educativo alcanzado por jeltzales, socialistas, la izquierda abertzale y Elkarrekin Podemos, comienzan a hilarse determinados lazos de complicidad en el subsuelo hasta ahora desconocidos por la espiral de frentes. El aterrizaje de EH Bildu en la política institucional y su implicación activa en un territorio de acuerdos pragmáticos abre nuevas posibilidades de trenzar compromisos.
Por otro lado, el lehendakari quiere también situar al Gobierno Vasco en el terreno de la iniciativa política en un contexto complejo en el que la discusión se ve condicionada por completo por las coordenadas de la política española y por el plan anticrisis que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, va a presentar hoy para su aprobación en el Consejo de Ministros.
Un pleno monográfico el 8 de abril para definir la estrategia
El pleno del Parlamento Vasco abordará el próximo 8 de abril una sesión monográfica, a propuesta de EH Bildu, pare evaluar el impacto económico de la guerra de Ucrania en Euskadi y debatir medidas «para proteger a las personas y la economía». Fuentes parlamentarias de la izquierda independentista han confirmado que este plan tendrá cuatro pilares básicos: económico, energético, de protección social y de salvaguarda del empleo. Todos los grupos presentarán sus propuestas al respecto.
El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, propuso ayer la «intervención del pool de la energía» como una medida «estructural» para hacer frente a la espiral de precios y del coste de la electricidad agudizados con la contienda bélica. Lo hizo en una comparecencia tras la reunión de la Mesa Política. En ese sentido consideró que «las medidas anunciadas por Pedro Sánchez son paliativas y no son suficientes» aunque, en su opinión, vayan en buena dirección. El jefe del Ejecutivo defendió el viernes la 'excepcionalidad ibérica', que posibilita a España y Portugal desvincularse temporalmente del modelo de la UE para definir el precio de la energía sin tener en cuenta el gas.
Otegi propuso también la puesta en marcha de un observatorio estratégico para la Comunidad Autónoma Vasca, Navarra e Iparralde sobre su futuro económico y reclamó «instrumentos de soberanía» y «un plan de choque» para combatir el riesgo de autoritarismo, de «capitalismo alocado» y la creciente pobreza que demuestra, en su opinión, «el aumento de las rentas de capital y el descenso en de los ingresos de las clases populares».
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