El lío de Rajoy

El exlíder del PP ahora se dedica a disfrutar de la 'dolce vita', sin ningún tipo de rubor. Esta nueva vida ya fue presagiada en aquel 'encierro' que protagonizó en pleno debate de su moción de censura –tarde del 1 de junio de 2018– en el restaurante Arahy de la Calle Alcalá, a solo diez minutos andando del Congreso de los Diputados. Pocos detalles se pudieron conocer después de aquella 'sentada', pero algunas lenguas afiladas desvelaron que en la sobremesa llegaron a 'caer' dos botellas de whisky. Sin duda, si así fue, quedarían más que justificados los traspiés que dio nada más abandonar el citado restaurante bien entrada la noche y con la luz y los taquígrafos de los periodistas que hacían guardia en la puerta del establecimiento hostelero.

Después de aquel episodio, al día siguiente Rajoy apareció en el Congreso justo para votar y darle la mano a su sucesor Sánchez. De ahí pasó unos meses en Santa Pola, donde recuperó su antigua plaza de registrador de la propiedad, y poco a poco se ha ido adaptando a la vida civil, aunque le resulta complicado pasar desapercibido en el día a día.

El ciudadano Rajoy se metió el pasado mes de junio en el ojo del huracán del famoseo al transitar durante unos días por los lugares más selectos de Ibiza y Formentera. Como si fuera un famoso más, Rajoy, su mujer y unos amigos fueron a cenar al archiconocido Lío, que está en la zona del puerto de Marina Botafoc. En ese lugar es habitual ver a estrellas del fútbol como Messi o Ronaldo. El cubierto cuesta cerca de 200 euros, aparte las bebidas. La incursión del expresidente en la noche ibicenca no pasó inadvertida. Fue un famoso más en las islas pitiusas y fue jaleado al grito de 'presidente, presidente' en una despedida de soltero en un famoso 'beach' de Formentera. Rajoy sigue saboreando las mieles de una popularidad de la que no puede despojarse.