Un primer roce en la batalla del 'día después'
Los socialistas vascos minimizan el choque entre el PNV y Sánchez por la gestión de la crisis
Los primeros escarceos de la futura batalla política vasca han comenzado este fin de semana en torno al decreto del Gobierno de España que ha ... ordenado paralizar la actividad económica, salvo los servicios esenciales, para reducir la movilidad y combatir la pandemia del coronavirus. La relación entre el PNV y los socialistas se ha visto empañada tras la discrepancia expresada por el lehendakari Iñigo Urkullu ante la forma y el fondo del decreto que, a su juicio, será perjudicial para la economía vasca porque no tiene en cuenta la especificidad del tejido productivo de Euskadi.
El PSE se encuentra ante un dilema complejo. Por un lado, expresa su «plena lealtad» a la decisión de Sánchez tomada en el contexto de un «proceso dinámico» ante la evolución de la enfermedad. Porque, como apuntó ayer el ministro de Sanidad, Salvador Illa, «sin salud no hay economía». Pero a la vez comparte un gobierno de coalición con el PNV encabezado por Urkullu. Portavoces socialistas admiten esta paradoja e intentan minimizar los «roces» con los jeltzales. Sobre todo porque intuyen que el PNV en el fondo prepara ya la verdadera batalla del 'día después' de la crisis sanitaria, con un crucial debate sobre el destino del gasto público, un marco de crisis económica y conflictividad social y una previsible bajada de la recaudación fiscal que alterará los equilibrios del sistema financiero previstos en el Concierto. «El PNV se quiere colocar ya en ese decorado; si sale bien dirá que ha sido gracias a su gestión y si sale mal esta crisis echará la culpa al Gobierno de España», apunta un dirigente de la Ejecutiva del PSE.
La relación entre los dos socios no peligra, según el PSE, porque si un principio está claro es que hay que «tener claro qué es lo importante y lo accesorio». Los socialistas entienden que gran parte de la actividad productiva de Euskadi «está ya en la práctica paralizada», y precisan que el decreto tiene un suficiente margen de maniobra para amortiguar su impacto en la economía vasca en puertas de la Semana Santa.
El secretario general de los socialistas guipuzcoanos, Eneko Andueza, fue ayer elocuente a este respecto al reclamar a Confebask «calma» tras los duros reproches del presidente de la patronal vasca, Eduardo Zubiaurre, al presidente del Gobierno.
Arriola: «Remar juntos»
El PSE, que considera totalmente improcedente el tono de dureza empleado por Zubiaurre, intenta quitar hierro a la marejada aunque admite que hay una mar de fondo que puede tener secuelas en los próximos meses.
De entrada, lo previsible es que en el Consejo del Gobierno Vasco de hoy aflore este debate y los consejeros del PSE arropen sin fisuras la aplicación del decreto del Ejecutivo. El consejero de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda del Ejecutivo, Iñaki Arriola, referente socialista en el gabinete, será el que llevará la voz cantante con una idea esencial: «Más que nunca hay que remar todos juntos en la misma dirección para vencer la pandemia».
Arriola defendió ayer en declaraciones a este periódico la necesidad de adoptar decisiones que sean coherentes en el conjunto de España cuando el «enemigo común» es el virus. «No tiene sentido establecer diferencias entre territorios», aseguró, en línea con la posición del mismo Sánchez de priorizar una estrategia de movilidad común y no aceptar que cada comunidad autónoma tenga capacidad para elegir cuáles son los sectores «necesarios» y «auxiliares» y cuáles no lo son. «Entendemos que las decisiones que se están tomando no son las fáciles, pero tienen que quedar claras para todo el mundo si queremos que ofrezcan resultados positivos», señaló el consejero.
Arriola, no obstante, se mostró comprensivo con algunas críticas expresadas a la redacción tardía del decreto, en la medida que afectan a aspectos «de cierta inseguridad». «Pero las decisiones no se toman por capricho o de forma compulsiva», indicó.
La presidenta de Navarra, la socialista María Chivite, pidió también cierta «flexibilidad» para poder decidir los sectores esenciales, aunque recalcó que «la prioridad es la salud y la seguridad de las personas»
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