Resulta paradójico que cuando se empieza a ver la luz en el túnel de la crisis sanitaria la clase política vuelva a enredarse en unas ... aceleradas negociaciones en torno a un estado de alarma que anoche el Gobierno de Sánchez encarriló 'in extremis' con un pacto con Ciudadanos. Sin embargo, sorprende que el Ejecutivo central haya apurado hasta última hora las negociaciones que debían haberse cerrado hace días. Apuros innecesarios que dejan entrever que los resortes parlamentarios del Gobierno son endebles, sobre todo cuando hablamos de ERC, más pendiente ahora de Torra-Puigdemont, y de las próximas elecciones catalanas. La espantada de los republicanos deja al descubierto un estratégico hueco que desde anoche lo ocupa Inés Arrimadas, que ha fumigado el espíritu de Rivera desde que es lideresa de Ciudadanos, y quiere situar a su partido cerca de la sala de máquinas del Gobierno Sánchez-Iglesias. La formación liberal que capitanea Arrimadas ha logrado su primer jaque en el tablero y hará valer sus diez escaños en el futuro más inmediato para erigirse en uno de lo socios estratégicos del actual Gobierno, con permiso del PNV. Por delante quedan, no lo olvidemos, unos Presupuestos más decisivos que nunca, que serán los de la reconstrucción. ¿Por qué Casado se aleja del Gobierno en este momento, mientras Arrimadas se acerca? Es la pregunta del millón porque hasta ahora el líder popular había compatibilizado su apoyo en la lucha contra el Covid –ha dado hasta cuatro 'síes'– con una dura crítica a la gestión monclovita del estado de alarma. Casado se apea del apoyo expreso al Gobierno en un momento en el que los resortes del independentismo catalán hacia Sánchez se tambalean. Mantener el 'sí' a la prórroga hubiera reforzado a Casado en su alternativa de centro-derecha. Y Arrimadas también aprovechó este hueco. Su primer jaque.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión