El portazo de Rivera
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, sigue en su 'no es no' a todo lo que se mueve a su alrededor político y ha dado ... todo un puñetazo en la mesa a cualquier intentona de coalición o 'sumas' que Pablo Casado patrocinaba desde que se dio el pistoletazo de salida para el 10-N. El líder naranja quiere concurrir con su marca y medirse con el PP, aunque gobierne ya con ellos en casi todos los lugares posibles. Rivera no quiere sumar y prefiere concurrir en solitario antes de ser subsumido por la formación conservadora, pese a que todas las prospecciones demoscópica le den a la baja.
En este culebrón que ha rodeado a las negociaciones, aproximaciones o 'trasvases' de afiliados -las versiones varían según de donde procedan- hay varios aspectos que llaman poderosamente la atención, como que haya sido Euskadi el laboratorio que ha elegido el PP para lanzar una OPA a Ciudadanos -amistosa para Casado, hostil para Rivera- que finalmente se ha frustrado.
Sorprende también que haya sido finalmente Alfonso Alonso, que hasta ahora se mostraba escéptico ante esa posibilidad, quien haya abanderado hasta el último momento la intentona de abrazar a la formación de Rivera para poder recuperar los dos escaños -en Bizkaia y Araba- que en abril se habían evaporado de las urnas vascas, coincidiendo con la derechización del partido tras la foto de Colón.
A pesar de que Pablo Casado y su lugarteniente Teodoro García Egea han estado distantes hasta hace no mucho con el cuadro de mandos del PP vasco, liderado por quien en el último congreso enarboló el 'sorayismo', la declaración incondicional de Casado -«Yo soy del PP vasco»- en la convención del 14 de septiembre y su adhesión a los postulados foralistas y moderados que defiende Alonso en Euskadi han servido para cerrar heridas. Y tal ha sido ese efecto balsámico en la relación entre ambos que desde Génova cerraban filas ayer con la intentona del líder vasco para abrir la brecha de las coaliciones con Ciudadanos que Casado siempre ha impulsado. Alonso ejerció de ilustre embajador casadista en este objetivo y Casado avaló el trabajo del dirigente vasco. No hay mal que por bien no venga.
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