El PNV se aleja de cualquier alianza con Feijóo tras vincularle el PP vasco con la trama Cerdán
Este capítulo se suma a los choques motivados por el euskera, los pactos con Vox, el palacete de París, las transferencias o la coalición con el PSE
La alianza PNV-PP parece ya casi una película de ciencia ficción. Los dos partidos llevan meses inmersos en una guerra declarativa en la que ... cualquier tema es bueno para cargar contra el rival político. Son los populares quienes han adoptado una posición de ataque muy agresiva que se ha recrudecido tras acusar a los jeltzales de estar implicados en la supuesta trama de corrupción del caso Cerdán. Para el PNV es la gota que colma el vaso y denuncian que se trata de «una vinculación sin fundamento para crear un relato interesado». El PP no destensa una cuerda que parece ya resquebrajarse tras otro choque que se suma a los desencuentros por el euskera, las transferencias a Euskadi, la alianza con Vox o el palacete Marceau de París.
En el PNV reconocen no entender la estrategia del PP. Los jeltzales aseguraron la semana pasada haber recibido la llamada del nuevo 'número 2' de los populares, Miguel Tellado, para retomar la relación entre ambos partidos y pedirles ayuda para una moción de censura contra el presidente Pedro Sánchez. En el pleno de hoy en el Congreso volverán a lanzar la caña para seducir a algún futuro socio parlamentario.
Sus compañeros en Euskadi, en cambio, ejercen una férrea oposición al partido de gobierno y piden «explicaciones» a los jeltzales por su supuesta relación con el empresario de Elgoibar, Antxon Alonso, pieza clave en la supuesta trama de corrupción. «¿Necesitamos a un señor que no tiene relación con el PNV para intermediar con un partido con el que hemos formado ejecutivos de coalición desde el 2016?», dicen desde el EBB a este periódico. El malestar jeltzale es evidente. Los populares suben la apuesta y el lunes señalaron que Cerdán hacía «negocios con una empresa controlada por el tesorero histórico del PNV», en alusión a Talde y José María Zalbidegoitia.
Desde el PNV visualizan un PP lejos de la moderación y el centrismo, que ha adquirido un discurso beligerante contra una cuestión tan delicada para Euskadi como las políticas lingüísticas. Las palabras de Feijóo en el congreso nacional de los populares del pasado fin de semana tampoco han ayudado. Propuso una ley de lenguas «para que todos los niños españoles puedan ser educados en español» y aseguró que «blindará» el uso de la lengua común en el Congreso. Más leña al fuego tras los ataques de Ayuso al euskera y el desplante al lehendakari en la Conferencia de presidentes.
Líneas rojas
El acuerdo de investidura firmado entre el PNV y PSOE también está en el punto de mira de los populares. Con ese pacto el Gobierno central se compromete a enviar a Euskadi las transferencias pendientes para completar el Estatuto de Gernika antes del final de este año, pero los populares colocan líneas rojas a la ampliación del autogobierno vasco. La ponencia política de los conservadores enumera materias «indelegables» que choca con las aspiraciones de los peneuvistas. Entre ellas la política exterior, la defensa, la inmigración, la administración de justicia o la Seguridad Social. Esta última ya está cerca de completarse.
Otra de las claves para el acercamiento es el papel de terceros, más concretamente el de Vox. El PP trasladó el lunes que el deseo de Feijóo es de un Gobierno en solitario, aunque los populares ya han llegado al poder en Castilla y León, Aragón, Valencia y Murcia gracias a la extrema derecha. Una línea roja para los jeltzales. «El PNV puede acordar con todos menos con Vox», decía el presidente del EBB, Aitor Esteban. Es más, el Gobierno Vasco ha aplicado un 'cordón sanitario' a la ultraderecha en Euskadi y no se reúne con la representante de la formación de Abascal en el Parlamento. Precisamente, el PP acusa a los jeltzales de estar sometidos a los socialistas y de plegarse a sus decisiones en cuestiones como la reforma fiscal, que fue aprobada con Podemos tras el veto del PSE a los populares.
Las tiranteces se remontan meses atrás. Los enfrentamientos se acrecentaron con la entrega al PNV del palacete de París sede del Instituto Cervantes. El edificio Marceau fue comprado por el Gobierno Vasco en 1936 y Tellado llamó «aprovechategui» a los jeltzales por valerse «de la debilidad de Sánchez para hacer caja». Las críticas de los populares encendieron a los jeltzales, que llegaron a llamar «torpe, maleducado y sinvergüenza» a Tellado. Llegar a acuerdos parece ya un ejercicio extremadamente laborioso.
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