La celebración de dos homenajes al exjefe de ETA 'Baldo' en Hernani y a quien fuera uno de los secuestradores de Ortega Lara en Oñati ... ha provocado una nueva reacción generalizada de repulsa e indignación entre instituciones y partidos, menos para EH Bildu que, en palabras de su portavoz en Navarra, Bakartxo Ruiz, consideró que este tipo de actos deberían ser considerados con normalidad. La declaración de la parlamentaria soberanista rompió el silencio vergonzante que la izquierda abertzale mantuvo todo este fin de semana sobre unos 'ongi etorris' que son inadmisibles desde todos los puntos de vista, pero sobre todo desde el lado ético y humano. ¿Es normal que varios centenares de personas reciban en la calle con bengalas -como si fueran vencedores de una hazaña deportiva- a presos de ETA recién salidos de la cárcel tras ser condenados con muchos años de cárcel por numerosos asesinatos y secuestros?¿Es normal que las víctimas tengan que observar con rabia, impotencia y desolación, un día sí y otro también, estos vergonzantes homenajes que vulneran claramente su dignidad y el recuerdo de quienes fueron injusta y cruelmente ajusticiados? ¿Esto es normal?
EH Bildu debería posicionarse con claridad cristalina y sin rodeos lingüísticos acerca de estos 'ongi etorris' y aclarar si considera «normal» estos recibimientos públicos y festivos a quien mató y secuestró en el pasado. Dirigentes de la izquierda abertzale que hace meses cuestionaban en baja frecuencia la idoneidad de estos inadmisibles recibimientos y respaldaban la discreción con que 'Antza' regresó a principios de año a la capital donostiarra -no se celebró ningún homenaje público- deberán aclarar posiciones dentro de una coalición soberanista que sigue sin condenar el terrorismo de ETA, un año después de su desaparición. Todo un lastre.
Estos lacerantes homenajes a 'Baldo' y Ugarte no dejan de ser un jarro de agua fría a la política de reorientación penitenciaria que desde hace un año ha iniciado el Gobierno Sánchez con los presos de ETA, con acercamientos controlados y con el conocimiento de las víctimas. Todo esto no es normal.
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