Transparencia y responsabilidad
La nueva fuga del expresident Carles Puigdemont sigue acaparando la atención política tras el monumental fracaso policial que supuso comprobar cómo el líder de Junts ... se esfumaba por arte de birlibirloque ante las mismísimas narices de los agentes de la Policía catalana que discretamente le seguían en su reaparición pública. Las cámaras de televisión fueron testigos de un sonrojante esperpento que entrará en los anales de los fracasos policiales. ¿Falló todo o se creó un contexto propicio para que el desastre se consumara? La detención de tres mossos, acusados de facilitar la huida, así como otros detalles del deficitario despliegue policial, alimenta la tesis de que el dispositivo que se diseñó desde la consejería que dirigía ERC fue todo un fiasco que facilitó la nueva huida de Puigdemont, que se mimetizó junto a un grupo de afines con sombreros de paja. Es por este motivo que el juez instructor del Tribunal Supremo Pablo Llarena reclame explicaciones a las instituciones responsables de las fuerzas de Seguridad del Estado para descartar su dejación de funciones o impericia policial.
Y tanto el magistrado como los responsables políticos del aquel operativo deberán esmerarse para hilar una explicación detallada, transparente y veraz que despeje las numerosas dudas que planean sobre este escabroso caso. Resulta frustrante la falta de cintura y reflejos que tuvo el president del Govern saliente, Pere Aragonès, por no haber cesado en caliente al que en esos momentos era su máximo responsable de los Mossos d'Esquadra, el conseller Joan Ignasi Elena. Ni tampoco tuvo este dirigente la determinación suficiente para destituir a los mandos policiales que llevaron aquel despliegue, y que poco o nada aclararon al día siguiente, en rueda de prensa, los fallos que propiciaron la escapada del expresident casi sin despeinarse.
La investigación de los hechos y la depuración de las responsabilidades deben ir de la mano para evitar que este tipo de hechos tan vergonzantes puedan volver a producirse, por la credibilidad del sistema democrático, sobre todo, y por la defensa de la igualdad de todos los ciudadanos a la hora de ser investigados y detenidos por la Policía, por muy Puigdemont que se llame.
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