Jaque mate de Moncloa
La rotunda e incuestionable victoria de Salvador Illa en Cataluña sitúa al presidente Sánchez, que hace un mes salía grogui de su sorprendente encierro, en ... una situación de fortaleza para afrontar con ciertas garantías la legislatura. Los socialistas catalanes consiguen un resultado brillante –con un recuento final de infarto– que les puede abrir la llave de la Generalitat si tras las futuras negociaciones consumasen un tripartito de izquierdas con un desencajado ERC, que pierde la friolera de trece escaños y se ve fuera de la ecuación, y unos Comuns que con sus seis parlamentarios suman la mágica cifra de 68 que da la mayoría absoluta. La moderación de Illa, siempre dispuesto a trenzar acuerdos para coser las magulladas costuras catalanas, ha contribuido a amasar un holgado triunfo que coloca al independentismo catalán en una de sus peores fotografías, ya que dejan de sumar su tradicional mayoría absoluta al registrar un mínimo histórico de 62 escaños. Todo un revés para el procés que dinamitó de manera traumática el marco constitucional y para las formaciones que lo han sustentado. Los electores han castigado sin paliativos a ERC y a la CUP, y tampoco han elevado a ningún cielo político al expresident Puigdemont, fugado de la justicia que espera en próximas fechas pueda ser amnistiado. El líder de Junts, que sumó 35 escaños, también tropieza a pesar de ser segundo porque había planteado esta cita electoral como un plebiscito para su posición política y para su futuro, que queda en entredicho porque Illa le ha doblegado como un líder que, en teoría, debería dirigir el futuro Govern.
En Moncloa se había apostado con decisión y sin pestañear por la amnistía de los encausados del procés que no habían sido indultados, ya no solo para amarrar la última investidura de Sánchez sino para desmontar el discurso del independentismo. La ley de borrado penal que activó Sánchez contra viento y marea buscaba este retrato político, que las urnas recompensaran una apuesta arriesgada a favor de la concordia y de la convivencia, y que deshinchase el independentismo en una Cataluña que anoche se alejó de la ruptura con España. Sánchez hizo ayer un casi jaque mate al reforzar la sostenibilidad de su legislatura con un resultado que es mucho más que un balón de oxígeno para la gobernabilidad de su gabinete.
Los republicanos tendrán que meditar bien su futuro, a pesar de que Aragonès se situara ayer a las primeras de cambio en la oposición. Aunque dentro de ERC se abrirá con seguridad un apasionante debate sobre la idoneidad de apoyar un tripartito de izquierdas, porque una posible repetición electoral forzada por los republicanos podría dejarles noqueados. El bloqueo es todo un riesgo.
Otra formación que emerge en Cataluña es el PP de Alejandro Fernández, después de que Feijóo dudase durante un tiempo sobre la idoneidad de su candidato. Los populares, con 15 escaños y la desaparición de Ciudadanos, sacan cabeza en unas elecciones complicadas. Sin embargo, el triunfo de Illa-Sánchez frena sus ímpetus.
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