Elorza escenifica su quiebra con el PSE y se une a Podemos en contra de un proyecto urbanístico

El pronunciamiento de Elorza –y sobre todo, su escenificación con Elkarrekin Podemos– constituye un salto cualitativo en un proceso de alejamiento que tuvo como detonante las elecciones primarias de octubre de 2022, en las que Elorza compitió por ser el candidato socialista a la Alcaldía frente a la entonces portavoz del grupo municipal, Marisol Garmendia, actual delegada del Gobierno central en el País Vasco. Elorza fue derrotado por su rival que ganó con el 66% frente al 34% del exalcalde entre los afiliados donostiarras. Elorza recurrió el proceso por «falta de democracia interna» en los comicios y, según ha explicado recientemente, aún no ha obtenido respuesta.

La escena de ayer ha causado un patente malestar en el seno de la dirección del socialismo vasco, sobre todo en un momento en el que la gestión del gobierno municipal donostiarra acarrea cierto desgaste en diferentes cuestiones, desde el tráfico a la seguridad, pasando por el turismo. Al mismo tiempo, la comparecencia ha llegado justo un día después del congreso del Kursaal del PSE celebrado el pasado fin de semana, que ha servido para ofrecer una imagen de unidad interna y de cohesión en torno al proyecto político liderado por Eneko Andueza. El cónclave ha dado luz verde a afianzar la actual estrategia de alianzas con el PNV desde una nítida apuesta estratégica para que el socialismo vasco ejerza el liderazgo político del país con un programa socialdemócrata más competitivo entre la ciudadanía progresista de Euskadi que en las generales se inclina por Pedro Sánchez.

La posición de ayer culmina un distanciamiento frontal tras una trayectoria jalonada por episodios de desencuentro con determinados planteamientos de su partido –tras alejarse de Sánchez, en cuya Ejecutiva Federal estuvo integrado como secretario de Participación y Transparencia– que considera que no han sido suficientemente explicados a la ciudadanía. Por ejemplo, en relación con los acuerdos con los soberanistas catalanes y con la falta de compromisos en la regeneración democrática. Elorza ha sido en numerosas ocasiones «un verso suelto» en su partido, con el que siempre ha mantenido una relación compleja a pesar de haber sido alcalde durante 20 años, diputado en el Congreso entre 2011 y 2023 y de formar parte de la Ejecutiva Federal de Sánchez.

Pese a que él mismo reconoce que es «carne de indisciplina», tiene a sus espaldas una larga trayectoria de militancia socialista. Se afilió en 1975 de la mano de Txiki Benegas. Durante años, fue un destacado militante de Izquierda Socialista, la corriente más a la izquierda del PSOE a la que costó desprenderse del marxismo. Procedente del movimiento estudiantil antifranquista, Elorza se incorporó a la ejecutiva del PSE de la mano de Enrique Casas y entró en 1983 en el Ayuntamiento de Donostia.

En 1991 fue elegido alcalde de San Sebastián tras fraguarse un pacto inédito entre el PSE, el PNV y el PP, que desplazó de la Alcaldía a Xabier Albistur (EA), candidato más votado. En sus mandatos forjó pactos con el PNV, EA, PP, Ezker Batua y Aralar a lo largo de las cuatro legislaturas. Dejó la Alcaldía en 2011 tras perder las elecciones frente a EH Bildu. Elorza aclaró ayer que esta plataforma no pretende desembocar en las próximas elecciones municipales de 2027. «Somos ciudadanos para librar batallas en conciencia, no para meternos otra vez en política», indicó.