La segunda edición de Vistalegre celebrada en febrero en 2017 se cerró de manera traumática con un claro ganador, Pablo Iglesias, que no pudo o ... no quiso cohesionar en el cuadro directivo a Iñigo Errejón, que salió derrotado de aquel cónclave tras plantar cara al jefe podemita con unos planteamientos políticos más posibilistas y más constructivos con relación al PSOE. Su irrupción en la arena electoral de unas generales bajo la marca Más País pondrá en evidencia la gestión fracasada de la pasada investidura entre socialistas y podemitas. Desde el mismo momento en que Iglesias le expulsó de su diestra en el Congreso como portavoz parlamentario y le relegó a las filas superiores del hemiciclo, el divorcio entre los dos dirigentes políticos no tenía marcha atrás. Su entente con Carmena fue la puntilla al hacerle un roto a Podemos en Madrid. Esa atomización del voto de izquierdas propició en buena manera el triunfo de la derecha. Ojo a este dato.
El debut de Errejón en unas generales diversifica aún más el voto de identificación progresista, pero esta dispersión del sufragio afectará sobre todo a las expectativas de Unidas Podemos que llegan a la cita electoral del 10-N, visiblemente tocados tras la infructuosa gestión mantenida con el PSOE para llegar a un acuerdo de investidura de Sánchez que nunca llegó.
El que fue mano derecha de Iglesias y hoy es íntimo rival del líder podemita abanderó ayer su ferviente deseo de acabar con el actual bloqueo que no pudo evitar Iglesias y al que contribuyó también el mismísimo Sánchez, que admitió que su vida iba a estar afectada por un insomnio crónico en sus noches monclovitas si se hubiera consumado una coalición con el líder podemita.
Errejón, de primeras, lanzó ayer un mensaje de impacto hacia el corazón de su ex partido, al anunciar sin ambages ni rodeos que sus diputados estarán al servicio de un Gobierno progresista. Desde Nueva York, el presidente Sánchez ponía cara de póker, pero en su foro interno sabe que, en la teoría demoscópica, la irrupción en el tablero político del ayer brioso y pujante Errejón le beneficia, aunque las elecciones, y más estas, las carga el diablo.
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