Despertar al adversario
Análisis ·
El discurso provocador de Vox encanalla la campaña madrileña y puede azuzar la movilización electoral del centroizquierdaLa campaña electoral en Madrid escenifica un duelo feroz por el rumbo de la política en la Comunidad que trasciende a toda España. La crisis ... del bipartidismo es una realidad, pero lo que no ha desaparecido, sino todo lo contrario, es la confrontación de bloques derecha-izquierda. Los empates que pronostican la mayoría de las encuestas constituyen un dato bien elocuente de que esta polarización ideológica es un hecho más vivo que nunca. Nunca se había trasladado con tanta fuerza esa partida electrizante en la que hay que denunciar de raíz las amenazas y, en particular, la de muerte recibida por Pablo Iglesias. Frente a cualquier intimidación, tolerancia cero.
El PP acaricia ya con la punta de los dedos una contundente victoria en Madrid que logre desestabilizar al Gobierno de Pedro Sánchez en una etapa muy delicada de la lenta superación de la pandemia, con una resaca de efectos económicos que aún está por llegar con crudeza y unos fondos europeos que serán agua de mayo a medio plazo. Su candidata, Isabel Díaz Ayuso, encuentra el viento a favor de una sensación colectiva de hartazgo pandémico. El momento psicológico es determinante, el PP ha jugado hábilmente con este marco y en Madrid el deseo de vuelta a la normalidad se ha convertido en un factor de presión, aunque a la vez la gestión sanitaria y social del centro-derecha y el balance de las políticas públicas de esta Comunidad en los últimos 20 años provocan críticas muy sólidas de sus adversarios. El triunfo de Ayuso necesita una gran rotundidad para no convertirse en una victoria amarga. La implosión del centro que representaba Ciudadanos, salvo un milagro de última hora, obliga a la candidata del PP a la reelección a sacar la mayoría absoluta o a tener que llegar a acuerdos con Vox, que intenta hacerse un espacio con sus estridencias ultras y con una actitud desafiante y provocadora con la que busca protagonismo. Determinados mensajes de la ultraderecha suponen literalmente jugar con el fuego de la convivencia y avivar viejos odios fraticidas sobre el campo abonado del resentimiento.
El PSOE necesita a su vez un mayor revulsivo para movilizar al electorado progresista. El centroderecha está seriamente activado pero el centro-izquierda aún no. El pacto de no agresión entre las fuerzas de izquierda puede animar a sus votantes a acudir a las urnas, y el señuelo del peligro de un entendimiento del PP con Vox ayuda en esa dirección.
El giro a la izquierda de Gabilondo a su campaña, provocado por las encuestas que auguraban un retroceso, asume un principio de realidad: además de buscar la complicidad de Más Madrid, tendrá que contar con Unidas Podemos si quiere que cuaje una alternativa a Ayuso. La radicalización de la campaña alienta a Vox y a Unidas Podemos. Es una deriva que puede terminar por despertar a los adversarios. El movimiento de Gabilondo ha sido también la respuesta a la apuesta de Ciudadanos, explicitada por Edmundo Bal en un debate, de intentar repetir un gobierno con el PP. Esta pretensión puede llevar, según los cálculos de los socialistas, hasta a un 7% de los votantes del partido naranja a desconfiar de esta opción. Serían unos 45.000 votos que Ferraz considera determinantes para propiciar un vuelco. El escaño en Madrid 'cuesta' unas 21.000 papeletas.
El objetivo de este reajuste pasaría por activar 200.000 sufragios de centro 'progresistas' que aún se mueven en las aguas de la abstención y la indecisión. La coalición de izquierdas puede abrirse paso en el imaginario aunque lo hace en un terreno resbaladizo porque puede haber votantes de centro también incómodos con Iglesias. Por primera vez, los partidos de la izquierda han coordinado sus roles en una campaña. La unión real de la izquierda –pese a que los partidos concurren por separado a las urnas– y la competencia soterrada entre el PP y Vox alientan todas las hipótesis. Eso sí, cada elección tiene su sorpresa y el 4-M no tiene por qué ser una excepción.
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