Las heridas en Podemos Euskadi estaban abiertas desde que en diciembre de 2015 Roberto Uriarte, afín a Pablo Iglesias, se viera forzado a dimitir por ... las zancadillas que en aquella época sectores 'errejonistas' pusieron al profesor universitario. Aquella traumática salida de Uriarte de la dirección vasca podemita se tomó como una afrenta por parte de los 'pablistas', que han ejercido una incansable oposición a la dirección liderada por Nagua Alba, en un principio, y por Lander Martínez, hasta ayer. Pero la traumática marcha de Errejón de Podemos dejó en una posición débil a quienes desde sus comienzos comulgaban con las teorías posibilistas de quien hoy es el líder de un residual Más País. Sin Errejón, el poder de Iglesias, y más aún en el Gobierno, se extiende hasta el último rincón del partido. Y así ha sido.
Las primarias las cargó una vez más el diablo y, contra pronóstico, las bases dieron la espalda a la candidata oficialista. En el trasfondo de esta voltereta pudo influir un larvado descontento al pacto presupuestario del partido con el Gobierno Vasco, que Martínez no pudo rentabilizar por el adelanto electoral de Urkullu. Las bases piden en su mayoría un giro más a la izquierda. Y el factor de la candidata ha podido inclinar la balanza. Los 'pablistas' no perdonaron que la aspirante no fuera una 'pata negra' al proceder de Equo. Había cuentas pendientes.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión