Begoña Urroz, la niña asesinada hace 60 años por el DRIL
El Ayuntamiento donostiarra ha colocado una placa en su memoria en la acera, a la entrada de la Estación del Topo de Amara
Sesenta años después. La niña Begoña Urroz Ibarrola, asesinada por el DRIL, el Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación, el 28 de junio de 1960, ... se ha convertido este sábado en la última víctima mortal del terrorismo en tener su placa para el recuerdo en San Sebastián. El lugar elegido para honrar su memoria es la Estación del Topo en el barrio de Amara. Este pequeño memorial es el séptimo de un listado de 128 víctimas, 107 de ellas de ETA, que el Ayuntamiento de San Sebastián se comprometió a colocar en la ciudad, una iniciativa que estrenó en marzo de 2019 con las dedicadas a Juan María Araluce, expresidente de la Diputación Foral de Gipuzkoa, y sus escoltas.
La última que se instaló fue la dedicada a Gregorio Ordóñez, teniente de alcalde del PP en el Ayuntamiento, que fue inaugurada junto al bar La Cepa de la Parte Vieja, el pasado 23 de enero, cuando se cumplían 25 años del asesinato del político popular. Esta placa, al igual que las dedicadas a Araluce y sus escoltas, han sufrido diversos ataques con pintura.
Con motivo de la pandemia el consistorio, gobernado por PNV y PSE, tuvo que interrumpir la colocación de estos memoriales en recuerdo de las víctimas mortales causadas en la ciudad por la violencia y el terrorismo de ETA, los GAL, el Batallón Vasco Español y la ultraderecha, así como de abusos policiales.
El atentado que acabó con la vida de Begoña Urroz tuvo lugar a las 7.10 de la tarde del lunes 27 de junio de 1960, en la sala de espera de la Estación de Amara de San Sebastián, repleta de público. Minutos antes, Jesusa Ibarrola había dejado a su hija de 20 meses al cuidado de su tía Soledad Arruti, encargada de la consigna de equipajes, mientras iba a comprar a la niña unos zapatitos para ir a Navarra. Cuando regresó se encontró el peor de los escenarios. La deflagración y las llamas habían alcanzado a su hija y estaba abrasada. La pequeña se había llevado la peor parte de un atentado perpetrado por el DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación).
Begoña Urroz fue rescatada de entre las llamas por Emeterio Ríos Gómez, un mozo de servicio exterior de la estación, que pese a su valentía no llegó a tiempo para evitar la extrema gravedad de las quemaduras que alcanzaron todas sus extremidades y el rostro, y de las heridas contusas en pierna y pie izquierdos que sufrió. La niña ingresó esa tarde en la clínica del Perpetuo Socorro, el martes por la mañana experimentó una ligera mejoría, pero a las horas volvió a empeorar y falleció a las once de esa noche.
La bomba causó heridas de diversa consideración a otras cinco personas, entre ellas la tía abuela de la niña, Soledad Arruti, así como a otros cuatro ciudadanos, Baleren Bakaikoa Azurmendi, Pascual Ibáñez Martín, Francisco Sánchez Bravo y María García Moral.
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