
No hay marcha atrás en el camino abierto por Francisco
Javier Madrazo
Sábado, 10 de mayo 2025, 02:00
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Javier Madrazo
Sábado, 10 de mayo 2025, 02:00
He de reconocer mi satisfacción por el nombramiento de León XIV. Es una buena noticia para los que queremos una Iglesia más evangélica, corresponsable y ... comprometida con la causa de la justicia, los empobrecidos y la defensa del medio ambiente, nuestra casa común. Estoy convencido que si el Papa Francisco hubiera tenido que tomar la decisión sobre su sucesor seguramente Robert Prevost estaría entre sus preferidos.
Su pronta elección revela que la mayoría de cardenales tiene clara la hoja de ruta. Entienden que no hay marcha atrás en el camino emprendido por Bergoglio. No podemos aspirar a una réplica del anterior Papa. Seguramente echaremos en falta muchas de sus cualidades. Pero León XIV tendrá otras fortalezas.
Concita todas las características necesarias para ser un buen Papa que dé un salto adelante en la renovación de las estructuras de una institución que tiene que hacer su propio 'aggiornamento' ante los retos y desafíos que le plantean los hombres y mujeres de este siglo. La edad le acompaña. Tiene un margen suficiente para desarrollar una agenda de cambios. Su recorrido vital le conecta con el Norte de nacimiento y el Sur de vocación. Sus responsabilidades en el Vaticano y como prior de los Agustinos le han permitido tener una amplia visión global, social, política y eclesial.
Un gran activo para entender que el evangelio, innegociable, debe encarnarse en realidades culturales muy diversas. Ello implica descentralizar y entender la pluralidad como una riqueza. Como dijo San Agustín: «En lo esencial, unidad; en lo dudoso libertad; en todo, caridad». Algunas normas que sirven para un continente seguramente no sirven para otro.
Cuenta con una gran formación académica e intelectual y al mismo tiempo tiene alma de pastor con mucho polvo y barro en las botas. No en vano ha pasado más de la mitad de su vida compartiendo alegrías y penas con las comunidades indígenas andinas, campesinas y sectores populares. Eso imprime carácter y conforma una cosmovisión teológica y pastoral. La elección del nombre es toda una declaración de intenciones. León XIII fue el precursor de la Doctrina Social de la Iglesia con la encíclica 'Rerum Novarum', defendiendo los sindicatos y la dignidad de la clase obrera.
Estamos ante una persona humilde. Discreta, conciliadora y empática, capaz de tender puentes e integrar posiciones diferentes. Ello no obsta para reconocer en León XIV la suficiente firmeza para tomar las decisiones que le dicte su conciencia y principios, sin dejarse paralizar por las presiones y zancadillas, que tanto padeció Francisco, de ese lobby restauracionista y conservador que antepone el Derecho Canónico al propio Evangelio. La búsqueda de la comunión no puede significar abrazar un pluralismo indiscriminado, donde todo cabe. No debe ir en detrimento de la misión, es decir, de la coherencia y fidelidad en el seguimiento de Jesús de Nazaret. Ello significa necesariamente establecer prioridades y acentos.
Para llevar adelante su tarea, la Iglesia tiene que ganar en credibilidad. Tendrá muchas dificultades para defender la igualdad y los derechos humanos hacia fuera, si en su seno las mujeres siguen ocupando un lugar secundario. Si el colectivo LGTBIQ+ se siente discriminado. Si los divorciados vueltos a casar son estigmatizados. Si sigue defendiendo una moral sexual caduca y anacrónica. Si la elección de los obispos se sigue haciendo de forma oscurantista, sin consultas transparentes.
Prevost tiene ante sí el gran desafío de transformar una Iglesia patriarcal y clerical, en manos de una minoría de hombres y clérigos, en una Iglesia verdaderamente corresponsable y sinodal. Para que eso sea así, se debe pasar de la mera escucha, a la codecisión, donde el pueblo de Dios tenga voz y voto.
Francisco ha dejado sobre la mesa la propuesta de celebrar un Sínodo Eclesial, no sólo de Obispos, para 2027. Esta será una gran oportunidad para acometer dichas reformas. Estaría bien que las Iglesias locales, también las vascas, le ayudaran en su tarea y no fueran a rebufo.
La elección de León XIV ha generado esperanza más allá de la propia Iglesia. La presidencia de Donald Trump ha provocado un terremoto geopolítico caracterizado por la inestabilidad, polarización, incertidumbre, rearme, y guerras. La democracia se encuentra seriamente amenazada. Ante la ausencia y orfandad de contrapesos, tengo la convicción que el nuevo Papa será un referente en la defensa de la sensatez, los derechos humanos, la paz, la justicia social y dignidad de los sectores más débiles y vulnerables. Tiempo habrá de analizar su gestión. Por el momento tiene mi ilusión y voto de confianza.
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