Oiartzun

Un txupinazo cocinado al pil-pil

Esta vez, al contrario de lo que ocurrió a finales de año con el aluvión de reservas y llamadas que recibieron para disfrutar de una última comida en la que ha sido su casa durante varias décadas, no hizo falta coger sitio para saborear el momento. Numerosos oiartzuarras, congregados en la plaza Doneztebe de Oiartzun acompañados del paraguas, dieron la bienvenida un año más a sus fiestas conscientes que el de este año era un comienzo diferente, más sabroso que los anteriores. Eso sí, a la hora del inicio cayó un intenso sirimiri.

Fue un cohete cocinado a fuego lento al que le faltó un añadido de sol. Apareció por la mañana, desapareció por la tarde y se agregaron las nubes. Hilario Arbelaitz era el principal protagonista de este año. «Vamos a dar comienzo de las fiestas por el gesto. Lo primero agradecer a la comisión de fiestas y al Ayuntamiento. El año pasado decidimos poner fin a un largo recorrido en el que renovamos nuestra cocina pero mantuvimos nuestra filosofía. También le dimos importancia al euskera. Felicidades a todos los que han participado en el Urtekaria de este año, tanto a los premiados como a los que han trabajado en él», agradeció. Lanzó un «Gora Xanistebanak! Gora Oiartzun!» para finalizar antes de coger el mechero y prender la mecha del cohete, no la del hornillo de gas de la cocina.

Antes, miembros de la corporación y de la comisión de fiestas, medio centenar de personas entre unas y otras, volvieron a bailar la tradicional sokadantza que tiene sus orígenes en 1994 y desde entonces ha tenido una gran aceptación entre la ciudadanía. Un ritual de bienvenida a los San Estebanes acompañado por Haurtzaro Dantza Taldea y Lartaun Txistulari Taldea. Recibieron los aplausos de un ambiente que podía haber sido incluso más multitudinario si la meteorología lo hubiera permitido.

La nueva alcaldesa, Joana Mendiburu, recibió con honores a la familia de Hilario (sus hermanos Joxe Mari y Eusebio, entre ellos) en su primera aparición como regidora oiartzuarra en las fiestas patronales. La elaboración del plato de ayer, incluso siendo uno de los momentos más emotivos de todos los que ha tenido en los últimos meses, fue seguramente el más básico de la carrera de Hilario. Como ingredientes, dos principales: el mechero y el txupinazo, acompañado de un discurso que por escueto que fuera supo tan bien como la salsa que le acompaña a un solomillo. Al fin, estalló la fiesta con el estruendo del cohete y el sonido de las campanas. También hubo champán.

Los niños y niñas también esperaron ansiosos su primer momento favorito de fiestas con los gigantes y cabezudos que salieron acompañados por los dulzaineros y Lartaun Txistulari Taldea. No les frenó ni la lluvia, tenían muchas ganas de saltar.

Antes de comenzar las fiestas hubo un acto de recordatorio convocado por la Asamblea Feminista de Oiartzun. «No vamos a tolerar ninguna agresión sexista en nuestras fiestas», insistieron en más de una ocasión, recordando asimismo que este año como novedad se ha instalado un punto de información y atención sobre violencias machistas en la oficina municipal de Mendiburu 5 (frente a la chocolatería). Estará abierto todas las noches de 23.00 a 06.00 horas . Los días 4, 5 y 6 de agosto también ofrecerán servicio por la tarde, de 14.00 a 18.00 horas.

Si el inicio de fiestas fue intenso, el segundo día que se presenta este jueves, día de San Esteban, lo será aún más. La misa mayor de las 11.00 horas en la parroquia Done Eztebe con el posterior concierto protagonizado por Lartaun Abesbatza y Begoña Bergaretxe en el armonio acaparará los focos en la jornada matinal. Si la meteorología no lo impide, también habrá hinchables infantiles.

Por la tarde y noche, el campeonato de sokatira, el cuentacuentos para niños y niñas, los conciertos musicales (entre ellos, Janus Lester) y otras actuaciones componen un cargado segundo día de fiestas en el que los oiartzuarras esperan que el tiempo les acompañe.