Murgil, precioso en su pequeñez

La curiosidad nos ha llevado en esta ocasión a realizar un recorrido por Larraul, después de que nos comentaran que nos sorprendería lo que puede ofrecer. Así fue y es justo reconocerlo. La fama de Hernio y todos los montes que forman la línea de su macizo, empequeñece a la que de por sí es reconocida como una pequeña cima, Murgil (464 m.). Eso sí, hay que ser justos y reconocer que nos encantó ver la perfecta perspectiva que nos regalaba de Tolosaldea y los montes que le rodeaban, e incluso en nuestro paseo disfrutamos de la belleza del mar Cantábrico.

Esta pequeña colina fue la primera que visitamos en nuestro recorrido de esta semana y que es fácilmente localizable gracias a la cruz que el pueblo de Larraul levantó en agosto de 1939. Esta cima inicia una cresta que con dirección W.SW va a culminar en el monte Hernio (1.076 m.). Sobre ella descansan las cotas de Almitxuri (489 m), Mugallegi (526 m.), Arburua (593 m.) y Hernio Txiki (809 m.), entre los barrancos Zelatun y Arraia.

El paseo comienza en la plaza de Larraul donde nos encontramos paneles informativos sobre la localidad y los caseríos que la conforman, unos 40 además de las casas que se sitúan en el casco urbano. Repasando la historia de este pueblo de Tolosaldea cuya población ronda los 300 habitantes, está recogido que desde sus orígenes, Larraul -junto con Asteasu- ha formado parte de la Alcaldía Mayor de Aiztondo. Todos los términos y montes eran comunes. De hecho, una piedra en Hirumugarrieta establece el punto en el que se encuentran las mugas de ambos pueblos con los Alkiza y Errezil. Al parecer, el alcalde se encontraba en la actual Asteasu, desde donde ejercía sus funciones. A la hora de delimitar gastos y beneficios, Larraul aportaba una cuarta parte y Asteasu tres cuartas. «En el año 1766, divergencias surgidas entre las dos poblaciones, provocan la separación de Larraul, aunque no fue hasta 1840 cuando Larraul pudo contar con alcalde y ayuntamiento propio. Ahora bien, para la asistencia a Juntas Generales y particulares de la provincia, Larraul continúa perteneciendo a la actual Unión de Aiztondo. Junto con Alkiza, Larraul es el municipio más castigado en el valle por la emigración a los focos industriales y urbanos. En 1860 contaba con 310 vecinos y un siglo más tarde, en 1966 eran 286.

A lo largo de diferentes generaciones, la actividad principal de sus habitantes ha sido la agricultura y ganadería. Grandes caseríos con una magnífica estampa dan fe de ello. Caseríos que se erigen rodeados de zonas destinadas a pastos y cultivos, mostrando espectaculares estampas de campiña con los rebaños pastando tranquilamente mientras el sol asoma entre unas amenazantes nubes negras. Además, de los prados destinados al pasto, destaca en el fondo de la regata Usarrobi, la presencia de un bosque autóctono de robledal en las zonas más bajas, aunque no podemos dejar de mencionar los hayedos con sus trasmochos.

Tesoros naturales que nos encanta fotografiar junto a las regatas que llegan nutridas de abundante y fría agua después de las últimas lluvias. Aunque Larraul, cuenta con otro gran elemento histórico de gran valor. Se trata de un conjunto mural que se encuentra en la iglesia de San Esteban y que según los expertos puede fecharse en el último tercio del siglo XVI. Las dimensiones del retablo pintado, con el despiece hasta la bóveda, son de aproximadamente 100 m² (10 x 5 ms) y su restauración fue dirigida por Javier Chillida en 1996.

Al parecer, hace ya unos años Xabier Martiarena, técnico de la Diputación, al examinar el mal estado del retablo, advirtió la presencia de pinturas murales sobre el muro posterior de dicha pieza. Debido al mal estado de conservación del retablo se ordenó el desmonte para su restauración, labor que favoreció la visión del retablo pintado conservado en el muro del ábside y oculto hasta entonces para el público. El gran retablo pintado en grisalla está dividido en tres cuerpos: banco, cuerpo central y ático, y en sentido vertical en tres calles: una central de gran tamaño y dos laterales estrechas. Destaca el gran ático o segundo piso, donde se representa la escena principal del mismo: un gran Calvario enmarcado por un gran frontón entre pilastras. El Calvario lo configuran San Juan y la Dolorosa, pintados en gris y negro y en medio, hoy espacio vacio, se hallaba un Cristo crucificado en escultura. La calle central en el primer piso y el banco está formada por una gran hornacina pintada en fuga, con unas pinturas en rameados. Estos dos espacios debieron acoger la figura titular de la iglesia, San Esteban, de bulto redondo y un sagrario. Las calles laterales van subdivididas en tres espacios cada una, con imágenes diversas, destacando los bustos de Jeremías e Isaías.

En la actualidad pueden verse los dos retablos, gracias a que el de madera se colocó un poco más adelantado, apoyado sobre una estructura, dejando por detrás del mismo, un pasillo para poder contemplar el retablo pintado, proyecto este que fue realizado por Lorenzo Goikoetxea y Ana Mª Sanz Ruiz de Onraita. Una de las familias más antiguas de Larraul, los Larrunbide, tuvo un protagonismo decisivo en la renovación de la iglesia de San Esteban durante el siglo XVI. Poco después de 1500 el párroco Juan de Larrunbide y el maestro cantero Ascensio de Larrunbide planearon la sustitución de la vieja iglesia medieval por un robusto edificio de silleria, de estilo gótico-renacentista. Los limitados recursos de los vecinos hicieron que las obras se dilatasen durante varias generaciones hasta que finalmente fueron completadas con una sólida torre de campanas, edificada por Maese Domingo de Beobide y Larrunbide en 1590.

Cabe destacar que los muros de la nave gótica de la iglesia de San Esteban, fueron construidos por Pedro de Apalasagasti entre los años 1543 y 1553. Una labor ardua que se realizó lentamente. Inmediatamente después, en apenas dos años, el maestro Miguel de Idogarate armó las elegantes bóvedas estrelladas que cubren el altar y los primeros tramos.

El retablo mayor, actualmente adelantado para facilitar la visita de las pinturas, lo armó el escultor Juan de Zialzeta en 1649.

En esta ocasión, realizamos una circular que nos permite conocer Murgil, Mugallegi, Arburua e incluso Hernio Txiki, que nosotras en esta ocasión descartamos por la situación del suelo. Saliendo desde Larraul (233 m.) se sube pista hacia el caserío Gurutzeaga (403 m.). En interesante si no se conoce el lugar seguir un track, ya que las marcas blancas y amarillas desaparecen o no están fácilmente localizables por el desgaste. Sendas y pistas nos acercan hasta la cima de Murgil. Desandando unos metros nos dirigimos hasta Hirumugarrieta (771 m.) y de allí optamos por dirigirnos a Larraul siguiendo el camino que nos adentra por bosques de hayas. Siguiendo el curso del río por sendas hasta llegar nuevamente hasta Larraul.