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Las vistas desde el cordal de Ekaitza, hacia Mendaur y suembalse a sus pies, son preciosas

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Las vistas desde el cordal de Ekaitza, hacia Mendaur y suembalse a sus pies, son preciosas Belauntzaran
Mendira

Ekaitza, tierra de brujas y mugalaris

Esta hermosa cumbre (1.046 m.) situada entre Malerreka y Bortziriak es el paraíso de sus seres mitológicos

Viernes, 8 de julio 2022

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La magia rodea a los valles navarros de Malerreka y Bortziriak. Se siente en cada rincón de sus montes, bosques, collados... y a cada paso, nos envuelve la belleza natural de esa tierra de mujeres sanadoras, poderosas, brujas para algunos, que merecieron ser juzgadas y torturadas por algunos mandatarios, pero reconocidas por sus iguales como sabias porque conocían secretos ancestrales, y sobre todo cuidaban de sus hijos, vecinos, animales con las plantas que les daba Amalur, en cada rincón de su tierra en esta hermosa zona de Nafarroa.

Sobre ella, imponente, se erige Ekaitza (1.046 m.), una cumbre que permanece discreta ante el gran Mendaur (1.131 m.), pero nos envuelve con su manto mágico mientras disfrutamos de las magníficas vistas. Entre ambas, se encuentra Mendieder (1.106 m.), otro de los bellos rincones entre Malerreka y Bortziriak. Las viejas historias inundan las tierras de ambos lados de sus laderas y sitúan a brujas, lamias y demás personajes mitológicos que forman parte de la memoria popular de los habitantes de Malerreka y los valles cercanos. Mientras rememoran las andanzas de los personajes de las historias que se han transmitido de generación en generación de manera oral, remontándose a muchos siglos atrás, siguen disfrutando de su protección, así como del respeto que el dios de la tormenta les proporciona.

Tierra de hombres y mujeres valientes que durante miles de años sobrevivieron con lo que Amalur les proporcionaba, aún veneran a la Madre Tierra cada último lunes y martes de enero, haciendo sonar con fuerza sus enormes 'joares' (cencerros). Esos días, los vecinos de Zubieta e Ituren hacen temblar el suelo, invocando a la diosa protectora, para que un año más no les falte su protección y sus frutos.Hombres y mujeres que como mugalaris o contrabandistas, leñadores, carboneros y baserritarras están muy unidos a Ekaitza, Mendieder, Mendaur y otros muchos montes, que conocen cada centímetro de sus lomas y caminos en los que ahora es habitual encontrarse senderistas, mientras numerosas cabezas de ganado disfrutan de la belleza natural de un entorno privilegiado.

En esta ocasión, dejando a un lado Mendaur optamos por visitar el precioso monte que el dios de la tormenta eligió para controlar los valles que le rodean, Ekaitza (1.046 m). Esta cumbre del macizo de Mendaur marca la línea divisoria entre las cuencas de los ríos Bidasoa, al Norte, y Ezkurra, al Sur. A sus pies, en un lugar privilegiado, se sitúan Arantza, Igantzi, Lesaka, Bera y Etxalar, que constituyen Bortziriak, el valle de las cinco villas navarras. Al otro lado, al Sur, a lo largo de la regata del río Ezkurra se encuentran las hermosas localidades de Ezkurra, Zubieta, Ituren, Elgorriaga, Doneztebe...

INFORMACIÓN MIDE

  • Acceso: Seguir la N-121-A para llegar hasta Arantza o la A-15 hasta el Leitza.

  • Horario: El recorrido de esta semana ronda las tres horas a un ritmo moderado. Interesante para realizar en familia si se cuenta con cierto hábito de caminatas largas

  • Distancia: 17 km.

  • Desnivel positivo: 1.125m.

  • Severidad del medio: 3

  • Dificultad orientación: 3

  • Dificultad del terreno: 3

  • Esfuerzo necesario: 4

Bello paseo desde Arantza

Ekaitza destaca, además de por su belleza, por estar situada en el centro de las cumbres que coronan el denominado circo de Arantza (271 m.), en la vertiente Norte de la montaña. Para acceder hasta su cumbre desde esta hermosa localidad navarra podemos tomar el recorrido de P.R. hasta el collado Oiargata (654 m.).

El paseo desde esta bella localidad navarra por el circo hasta alcanzar el pico Ekaitza, transcurre a través de un itinerario escondido, que sigue la caída del agua de Putzubeltzeko erreka, en un escenario precioso en el que el verde impera mientras desaparece el mundanal ruido y solo el canto de los pájaros y el ritmo del agua nos acompañan. Agua que nutre en abundancia en invierno, e incluso de manera vistosa estos días, las cascadas y saltos de agua, algunos de considerable altura, que nos encontramos en nuestro camino. Un halo de misterio rodea a cada bosque que nos encontramos y no dejamos de pensar que sus pobladores nos miran desde lo alto o detrás de cada árbol. Tener sangre de Malerreka no perdona en cada salida que realizamos por estos valles y nuestra memoria se traslada rápidamente a la infancia en la que nuestra madre nos contaba las historias que a ella, siendo una niña, relataba su abuelo junto al fuego bajo de la cocina del caserío Tornainea de Ezkurra. Historias que nos impresionaban dada nuestra corta edad y que afloran en cada paso por estos preciosos rincones.

Partimos desde Arantza siguiendo la Beheko karrika, herriko plaza y la Eliza, hasta llegar a un camino enlosado, que llama nuestra atención, mientras avanzamos hacia dos túneles puentes que debemos atravesar en cuclillas para poder acceder al fondo del barranco. De esa manera, llegaremos al riachuelo Arruzpi. En nuestro camino nos encontraremos un puente rústico y deberemos seguir a la izquierda hasta encontrarnos con un canal, cubierto de estrechas losas, que pasaremos para superar media ladera. El paisaje impresiona y disfrutamos de las vistas sobre el barranco, por donde discurren las aguas de Putzubeltz. El camino nos conduce hasta una pista tras cruzar el río y donde se encuentran los caseríos Telleri e Ibarrola. A escasos metros nos encontramos con el salto de agua de Putzubeltz, con un considerable chorro de agua que supera los 10 metros de altitud. La nutrida vegetación de la zona en la que no faltan grandes ejemplares de árboles autóctonos, nos traslada a un espacio especial. Impresiona el escenario bucólico, de película que nos encontramos.

Avanzamos por un camino marcado por el paso de los senderistas y el ganado hasta una nueva pista recuperada, que alcanzamos tras cruzar nuevamente el riachuelo. El paseo es sencillo, ascendente en gran parte del recorrido, pero llevadero, y en él nos encontramos los vestigios del antiguo oficio de muchos de los pobladores de estas tierras, los carboneros que marcaban sus propias sendas, junto a las plataformas que utilizaban para obtener el preciado combustible tras trabajar duro en el derribo de los árboles y la preparación de su madera para obtener el carbón.Nos encontramos en nuestro camino, además, varios saltos de agua, que marcan el ritmo mientras disfrutamos de su sintonía. En el camino que seguimos, una senda que desemboca en una pista ahora a la izquierda, la ruta se suaviza para llegar a una concentración de bordas de cazadores, ya cerca del collado de la cima, a donde se llega tras superar otra txabola característica verde.La dejamos atrás, para seguir hacia la izquierda, caminando por la estrecha cresta por una nueva senda hasta alcanzar la cima de Ekaitza. En ella nos encontramos un base circular de piedra que nos sitúa en el punto más alto de Ekaitza junto a su buzón. Impresionan las vistas, impresiona la sensación de inmensidad y de tranquilidad que sentimos en ella. Nos encanta. Seguimos por el cordal hasta Mendieder, desde donde a nuestra derecha se encuentran Mendaur y su embalse.

Desde allí comenzamos el regreso por Mairaburutzeta, viendo que Arantza se encuentra al fondo del valle. Avanzamos pasando por Artxamana con cruz de piedra y Bula con aska, hasta llegar a Arantza por su cementerio.

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