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Aitzorrotz, por caminos reales
La gran mole (736 m.) de piedra sobre el Alto Deba ofrece magníficas vistas, mientras salvaguarda sus grandes tesoros
Escudos, portones y fachadas señoriales pueblan Leintz-Gatzaga. Son la muestra perfecta de la edad dorada que vivió la villa medieval del Alto Deba que da fe de la época dorada como consecuencia de su actividad salinera y el paso del Camino Real. Fundada en 1331, su casco histórico contaba con un precinto amurallado y en la actualidad sigue manteniendo 5 de las 7 puertas de las que disponía en su día. Su casco urbano ahora está compuesto por tres calles paralelas y un eje transversal que forma un entresijo de calles en forma de óvalo. Su fuente, situada en el centro del casco histórico, es el punto emblemático junto con los palacios e iglesia, que enamoran al paseante.
Entre dichos edificios singulares llama la atención el palacio de Garro, en el que destaca el enorme escudo esquinero, bien labrado y muy decorado con las armas del linaje Garro: una cruz flordelisada con un lobo andante, en cada uno de los cuatro ángulos. Pero no es el único palacio de la villa. Muy cerca se encuentra el palacio Soran. La vieja edificación era suntuosa ya que tenía dos torres. Cuentan los estudios locales que al paso de comitivas reales por Leintz-Gatzaga, este palacio se convertía en alojamiento de los reyes. De hecho, un descendiente de este linaje trasladó a Navarra piedra por piedra la primitiva construcción. En su lugar se erigió el edificio actual, que muestra una gran belleza y con un escudo adornando uno de sus ángulos.
INFORMACIÓN MIDE
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Acceso: Siguiendo la AP-8 deberemos llegar hasta Eskoriatza por la GI-627 y después llegar a Leintz Gatzaga, para acceder al santuario.
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Horario: El paseo desde el santuario de Dorleta ronda las dos horas y emdia a un ritmo tranquilo ya que no hay gran desnivel. Muy recomendable para realizar en familia.
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Distancia: 9km.
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Desnivel positivo: 305m.
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Severidad del medio: 2.
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Dificultad orientación: 2.
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Dificultad del terreno: 2.
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Esfuerzo necesario: 2.
Un tercer edificio destacable es el palacio Ostatu, que parece datar del siglo XVIII. Se cree que fue construido por algún indiano que volvió de América puesto que en el alero del tejado tiene cabezas talladas de ese estilo.
Fuera del casco urbano, Leintz -Gatzaga dispone de otra bonita joya, su santuario de Santa María de Dorleta. Surgió del castillo construido como vigía y defensa de la vida y economía existentes en torno al manantial salino. Hasta 1331, año en el que Alfonso VI le concedió la carta puebla, el santuario fue la parroquia de la villa, condición que perdió a favor del templo de San Millán, erigida en intramuros. Un lugar con una energia especial desde donde parte nuestra ruta de esta semana a Aitzorrotz (736 m.). Cabe recordar que el santuario fue hospedería del Camino de Santiago que entraba en Gipuzkoa desde Francia.
El aspecto que tiene en la actualidad es del siglo XVII. Pero con las reestructuraciones que ha sufrido a lo largo de los años, es una mezcla de estilos, entre los que mantiene relieves de la Edad Media.
En la época de esplendor recibió varias donaciones, tanto económicas como de objetos de valor. Entre estas donaciones se encontraba un cuadro de El Greco que años más tarde fue trasladado al Obispado.
Patrona de los ciclistas
Es habitual encontrarse ciclistas en torno al santuario de Dorleta. De hecho, la Virgen de Dorleta es la patrona universal de estos deportistas. Cuentan que un núcleo de cicloturistas formó un Comité y propusieron la idea al párroco de Leintz-Gatzaga y al Obispo de San Sebastián. Después se dio conocimiento de la misma a las Federaciones de Gipuzkoa y Bizkaia y ambas se sumaron a la iniciativa de nombrarla como su protectora.
Con ese objetivo, tres ciclistas se trasladaron a Roma en bicicleta, portando las «preces» que el Prelado de San Sebastián elevaba a la Sagrada Congregación de Ritos, en solicitud de que la Virgen fuese declarada Patrona. S.S. Juan XXIII recibió a los ciclistas en audiencia especial y extraordinaria el 8 de agosto. También llegaron el Comité de adhesión de la Federación y las Federaciones Regionales. En 1973 la Federación Española aprobó los Estatutos Oficiales.
Debido a esta devoción, muchos ciclistas, tanto aficionados como profesionales, han donado sus mallots a la Virgen como agradecimiento y se pueden ver en el interior del Santuario alrededor de su imagen. Cabe destacar que la imagen actual de la Virgen, en la que aparecen madre e hijo en actitud de mutua contemplación, es una talla gótica de los siglos XIII-XVI. La Coronación de la Virgen de Dorleta se celebró el 26 de octubre de 1958 en Arlaban. La ceremonia ofició el entonces arcipreste y párroco de Arrasate Jose Luis Iñarra.
Desde la ermita de Dorleta
El paseo desde el santuario de Dorleta a Aitzorrotz es más que recomendable por su escasa dificultad y el regalo que ofrece el peñón rocoso. Arrancamos desde el parking junto al santuario, encontrándonos numerosas señales y marcas de pintura blancas y amarillas, así como rojas a lo largo del recorrido.
Siguiendo las indicaciones pronto nos encontramos en una bifurcación en la que optamos por seguir por la izquierda. No tendremos ningún problema para llegar a la cima si seguimos las balizas que indican 'Aitzorrotz'. Caminaremos por zonas boscosas en las que en ciertos momentos nos encontraremos tramos con cierta pendiente. Sobre todo al comienzo del recorrido.
Avanzamos por el camino hasta pasar por un pequeño túnel, evitando así cruzar la carretera. Avanzaremos pasando por preciosos caseríos situados en el barrio Olaun, para después adentrarnos nuevamente por zonas boscosas, en las que nos entramos alguna regata. Aunque nos comentan que el cuco ya ha llegado, nosotros no hemos disfrutado de ese momento mágico. Tal vez, el Destino, conocedor de que no llevábamos dinero en nuestros bolsillos, ha querido que se produzca más adelante y así podamos gozar de más fortuna.
Fuera como fuese, continuamos nuestros caminos por un terreno con una gran cantidad de pistas, por lo que conviene ir atento a las balizas y las señales verticales que nos encontramos a nuestro paso. Sin darnos cuenta y después de atravesar varias zonas en las que se ha realizado la limpieza de bosques de coníferas y posterior quema. En ese punto nos topamos con un grupo de senderistas que nos comentan que cada jueves realizan una salida, y en esta ocasión se han acercado a Aitzorrotz.
Mientras ellos regresan a su punto de partida, nosotros continuamos con nuestro paseo y para alcanzar nuestro objetivo debemos caminar otros quince minutos para llegar a la mole rocosa de Aitzorrotz. El acceso hasta la cima donde se encuentra la ermita de la Santa Cruz es sencillo, pasando por el aljibe que nutría de agua a los pobladores del antiguo castillo que se encontraba en el lugar. Actualmente la ermita nos permite localizar fácilmente este peculiar monte, desde el que las vistas son inmejorables.
Nos impresiona cada vez que visitamos Aitzorrotz y aprovechamos para hacer sonar la campana, habiéndose convertido en costumbre la popular tradición de los lugareños. Optamos por regresar por el mismo camino, pero las opciones son variadas e igualmente interesantes y sencillas.