De banquisa a banquisa
La expedición de Ramón Larramendi termina tras iniciarse en el grado 62 y concluir en el 73 después de recorrer en el hielo 1.500 kms.
Comenzó en la banquisa de Qalegalik, a una hora en barco de Narsaq, allá por el 17 de abril y concluyó el pasado 11 de ... junio, también en una banquisa, esta vez cerca de Upernavik once grados más al norte. Así concluía con éxito el aventurero y explorador polar Ramón Larramendi su expedición número doce al casquete de hielo groenlandés con el trineo de viento cero emisiones denominada 'SOS Arctic 2024', indicando que el Ártico, como una pura, dura y cruda realidad, está en peligro.
Esta larga expedición ha sido así por la estrategia y complicadísima logística cuya genialidad sólo se le podía ocurrir a mi buen amigo Ramón. 'SOS Arctic 2024' se dividía en tres partes. En dos de ellas estuve yo involucrado. En la primera participamos además de Ramón y yo mismo el nativo groenlandés JJ Simonsen y el veterano alpinista madrileño Miguel Ángel Vidal.
Nuestra labor consistió en trasladar hasta el punto de partida con motos de nieve la carga necesaria, unos tres mil kilos, para abastecer y poner en marcha el trineo de viento que iniciaría su andadura en el grado 62 con ocho tripulantes a bordo y con un diseño de trineo jamás probado de 4 módulos, cada uno de ellos con una tienda de campaña encima y un quinto 'vagón' compuesto por unas pulkas cargadas con diverso material.
En total unos veinte metros de largo por tres y medio de ancho arrastrando tan sólo con la ayuda de cometas al viento, de diferentes medidas, esos 3.000 kilos.
Todas las innovaciones que ha ido introduciendo Ramón Larramendi en su trineo de viento cero emisiones a lo largo de los años han ido aumentando el nivel de exigencia y han funcionado a la perfección. En este caso se batía el récord pasando de seis a ocho tripulantes. También se ponía a prueba el peso que se podría arrastrar. Nunca se había pasado de los 2.400 kilos. Esta vez pasaba de 3.000.
Reto y proeza
Toda una proeza. Todo un reto también para Ramón Larramendi. Toda una locura pensar que el largo trineo se movería con la fuerza del viento y arrastraría consigo más de tres mil kilos. Y vaya, que sí se movió. Fui testigo de ello el día de la arrancada en el hielo, el pasado 12 de mayo.
A partir de entonces ya sólo, que no es poco, dependían y estarían a merced del viento. A veces según nos contaba Ramón: «Había que esperar, bien por exceso de viento o bien porque no corría ni una pizca de brisa»». Hubo algún día de navegación perfecta recorriendo 'non stop' hasta 300 kilómetros, motivo que les hacía 'olvidarse' de dormir y/o de comer… y así lograron hacer la travesía hasta Upernavik.
Tras finalizar, aún le quedaría a Ramón Larramendi y dos de sus compañeros descender, a pie, en esquís, y parte del trineo de viento, hasta el mar, una mini expedición que todavía duraría seis días mas, hasta llegar no sin problemas y con complicaciones propiciadas por la complejidad del terreno, el pasado día 11 a la banquisa cercana a Upernavik. Así, Ramón y JJ que comenzaron como yo, en la banquisa, han terminado su largo periplo en el hielo, también en la banquisa.
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