«Se oyen muchos disparos, estamos cansados y tengo miedo por mis hijos»
Tras una noche en vela por el ruido de las sirenas, el lasartearra Iñaki Rodríguez y su familia se han tenido que refugiar en casa de una familiar «más alejada de los tanques y disparos»
«Todo esto parece irreal. Estamos agotados y tengo miedo por mis hijos». El guipuzcoano Iñaki Rodríguez Jaúregui y su familia han intentado a lo ... largo de este miércoles descansar y dormir tras una noche «larga y tensa» que vivieron en el sótano de perteneciente a un empresario, lugar convertido en improvisado búnker para los vecinos de Nueva Odessa, en su mayoría mujeres, niños y hombres de avanzada edad o con problemas de salud. No lo han logrado. «Hemos oído muchos disparos, nos ha parecido que venían hacia el sótano», relata aturdido. En medio de la confusión, han decidido salir corriendo y refugiarse en casa de una familiar de su mujer «que queda bastante más alejada de las unidades de artillería. Nos ha acogido a nosotros y a otros niños».
Hace un día que los tanques llegaron al municipio ucraniano en el que vive el lasartearra, de 56 años, con su mujer Ana y sus cinco hijos, de entre 18 y 5 años. Una localidad de unos 30.000 habitantes, situada al sur del país, casi equidistante de Odessa y la portuaria Jersón, punto estratégico por su cercanía al mar Negro. Además, está a escasos kilómetros de una central nuclear, la de Yuzhnoukrainsk, otro de los objetivos militares en la zona. Una localidad a la que se han dirigido las tropas rusas tras «arrasar el pueblo de al lado», cuenta por mail, ya que la comunicación vía telefónica es muy difícil.
En este contexto bélico y sin vehículo propio, no se plantean huir del país. Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores español explican que «ahora mismo, por las circunstancias de seguridad, es imposible llevar a cabo ningún tipo de evacuación pero desde luego, cuando las circunstancias lo permitan, se harán todas las acciones posibles».
Este miércoles Iñaki ha hablado con la embajada española en Polonia y explica que han prometido «llamarme todos días hasta ver si hay alguna manera de sacarnos del país». Ni España ni ningún país europeo tiene embajada sobre el terreno. De hecho, la embajadora salió de Ucrania en los dos convoys organizados por el Ministerio de Asuntos Exteriores para evacuar a ciudadanos españoles a pocas horas de la invasión rusa y en las que viajó el donostiarra Gorka Barrigón.
Los hermanos de Iñaki llevan días viviendo pendientes del móvil, «por si nos llega algún whatsapp», relata Rosa, que como Karmele y Antonio reside en Lasarte-Oria.
Se muestran agradecidos por el interés del Gobierno Vasco y de la secretaría de Acción Exterior, y confían en que sus familiares logren en algún momento de menor tensión salir de Ucrania -la frontera con Moldavia es la más cercana a Nueva Odessa- y puedan echarles una manos para que Iñaki, Ana, Diana, Ander, Unai, Mireia e Ian pueden sentirse a salvo en Gipuzkoa.
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