Oda al diseño pausado de la joya artesanal
Helena Rohner se ha convertido en un abanderada de las piezas armoniosas e íntimas, seleccionadas por una mujer amante de la delicadeza y la serenidad
Minimalista, intuitiva, discreta y calmada. Así es Helena Rohner, la famosa diseñadora de joyas nacida en Gran Canaria (1968) que ha enamorado a centenares de ... guipuzcoanas desde que hace un cuarto de siglo desembarcara en Berriz. «Nos conocimos en una feria de París y desde entonces nuestra relación ha sido inalterable. Es una empresa que me ha comprado 50 colecciones de forma ininterrumpida. Ahora disponemos de dos 'boutiques' y sesenta puntos de venta, pero he de reconocer que fue una multimarca pionera», agradece la canaria.
El estilo inconfundible de Rohner se caracteriza por su manera de jugar con los materiales, sus líneas puras y formas simples. Un sello de identidad que plasma creando formas orgánicas, redondas y llenas de color.
Inspirada por la naturaleza, se deja llevar por sus elementos para encontrar la esencia. El arte, la música y las personas son también fuente de su inspiración. «Todo lo que diseño está unido a mis vivencias personales. El hecho de crear es intuitivo. Es un 'mood' soterrado. Estamos en un momento social en el que necesitamos calma y sutileza, y eso se refleja en mis joyas», subraya.
Diseña lo que anhela buscando el camino para construir elementos con una perspectiva diferente. Intenta desarrollar joyas que sirvan para cualquier ocasión, siendo atemporales y pasando a formar parte del día a día de cada clienta. «Dispongo de una colección cápsula permanente hecha a mano con hilo de oro de 18k. Una base que voy transformando, y a la que voy sumando diseños», detalla. «Toda la serie icónica está realizada con oro, perlas, citrino, cuarzo rosa, diamantes y rutilo. Esas piedras pertenecen a los años 60, ya que empleo un 'stock' que sólo existe en Barcelona».
En cuanto a las colecciones más temporales que complementan a la de continuidad, este otoño-invierno ha apostado por piezas con perlas. En la colección primavera-verano 2024, en cambio, ha introducido la porcelana más vibrante en sustitución del barro. «Cada color que vean nuestras clientas será más puro, alejado del esmaltado de la superficie. Se encontrarán con un interior en el mismo tono que el exterior. Siempre intento añadir algo de color porque me encanta. No sé si por mi origen canario».
Obras de arte
Su universo fetiche son las joyas aunque su apuesta por crecer hacia un mundo transversal se ha hecho realidad. Su creatividad le ha llevado a colaborar con las marcas más prestigiosas del mercado a través de proyectos como Rabadán, Nina Mûr, Serax, Cerabella u Ondarreta. Ha saltado de la joyería al mobiliario, pasando por los textiles y la óptica. «En toda mi obra, reconozco que soy de pocas aristas. Lo redondeo todo, suavizo las formas y busco que la luz se mueva de forma líquida por las piezas para resaltar sus curvas y texturas», concluye.
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