Ane Etxebeste, propietaria de Kilukamiluka: «Me roban en la tienda conocidas y mujeres a partir de los 50 años»
Ane Etxebeste, propietaria del comercio donostiarra Kilukamiluka, denuncia una «ola» de robos tras el fin de las restricciones de aforo
«No sé si estoy haciendo lo correcto. No sé si lo debo hacer público. Me lo he pensado mucho, pero ya no puedo más», así comenzaba Ane Etxebeste el relato más impactante hace unos días a través de su perfil en Instagram. La fundadora y propietaria de Kilukamiluka, establecimiento multimarca ubicado en la calle San Marcial de San Sebastián, denunciaba públicamente unos hurtos que sufre sistemáticamente cada semana desde que las restricciones de aforo llegaran a su fin. «Tras darse por concluidas las medidas Covid, los robos se han convertido en una constante», desvelaba la comerciante en sus 'stories'.
«Cabe recordar que con la pandemia, los controles de aforo provocaron una importante caída en el número de sustracciones. Los amantes de lo ajeno se encontraron con serias dificultades para robar en establecimientos pequeños como el nuestro. El hecho de que sólo pudiésemos acoger a cuatro personas en el interior del local, impidió esa práctica que tanto daño hace a los negocios, pero sobre todo a los comercios de proximidad», recalcó la joven empresaria.
«Si vienes a robarnos, publicaremos una bonita foto tuya en redes sociales. Te estamos grabando» es el cartel que desde hace unos días da la bienvenida a la clientela que cruza la puerta de esta conocida tienda donostiarra. «No sé si es legal publicar las imágenes de lo que captan nuestras cámaras. Probablemente no lo sea. Pero que sepan que las estamos grabando, que nos hemos cansado de que nos hagan perder el tiempo y el dinero, y que algún día pueden llevarse un susto», advierte Etxebeste, con la comprensible desesperación de una propietaria de una pequeña pyme que no tiene tiempo para pasar «tardes enteras en la comisaría poniendo denuncias para que después no prosperen. No sé si el aumento de los robos sólo se ha producido en mi establecimiento, pero mi paciencia ha llegado a su fin», reconoce Ane.
Mujeres, clientas y a partir de los 50
La incredulidad, el enfado y la decepción del equipo de Kilukamiluka ha ido in crescendo en las últimas semanas. «Nos hemos encontrado con sorpresas muy desagradables al revisar las cámaras de seguridad. Tenemos ladronas, fundamentalmente mujeres, porque el 95% de nuestra clientela es femenina. Entre éstas se encuentran personas con las que aparentemente tenemos una estrecha relación. Increíble pero cierto. Clientas que han solido y suelen comprar en nuestro comercio. Mujeres con las que incluso compartimos confidencias. Verlas robando nuestras prendas no sólo nos ha sorprendido, sino que nos ha apenado», reconoce la fundadora del céntrico comercio. «Y contra lo que pudiese parecer, la edad media de estas amantes de lo ajeno se sitúa por encima de los 50 años. Además, rara vez nos desaparece dinero de la caja. Habitualmente se llevan nuestras prendas o complementos», apunta.
Sobre el 'modus operandi' desvela que «hay un poco de todo. Desde la que (o el que) aprovecha nuestra momentánea ausencia por acudir, por ejemplo, al almacen; a las que cogen la prenda, simulan una caída de la misma al suelo y acto seguido la introducen en una bolsa. Son profesionales del hurto. Para cuando nos damos cuenta, la percha está vacía y la prenda fuera de la tienda, por lo que sólo nos queda denunciar, denunciar y denunciar, aunque sirva de poco», añade Ane.
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«Lo que sí tienen que tener claro es que está todo grabado, que en muchos casos están identificadas y fichadas. Repito: no sé si este aumento de los robos se está produciendo en comercios de la zona, pero dada la situación, me he visto obligada a denunciar públicamente estos hechos a través de nuestros canales digitales», concluye Etxebeste, con la esperanza de que esta práctica disminuya a partir de ahora.
