«Queremos más seguridad en Egia, no queremos tener miedo»

El sábado pasado, David y Jon, propietarios del bar Kaioa de Egia, en Donostia, regresaron a casa escoltados por la Ertzaintza, después de un desagradable episodio con un individuo, que estuvo durante más de una hora acosándoles mientras recogían el bar. Afirman que están «acostumbrados» a lidiar con personas, que en muchos casos viven en la calle o en edificios okupas cercanos, y que generan problemas de convivencia en el barrio. Pero este hecho agotó su paciencia, y después de muchos meses soportando peleas, enfrentamientos y robos, decidieron denunciar lo ocurrido a través de sus redes sociales, donde han recibido un fuerte apoyo de otros vecinos y comerciantes de la zona, que confirman el aumento de la delincuencia, especialmente en el último año. Reclaman más presencia policial porque tienen «miedo». Además este martes por la noche los vecinos de la zona protagonizaron una ruidosa cacerolada en señal de protesta ante estos hechos, que volverán a repetir este martes y el resto de la semana (20.00 horas).

«Hasta ahora lidiábamos con ellos, pero ahora es un descontrol, no podemos trabajar así, pensando a ver quién nos la va a liar hoy», denuncian los socios del bar Kaioa, que ayer por la tarde decidieron cerrar el establecimiento porque aún no se sienten preparados para el cierre de la noche tras lo ocurrido el sábado. «Cuando llega la noche te quedas solo y da miedo. Tenemos que pensar por dónde volver a casa para que no nos pase nada, y eso no es normal», denuncia David. En una de las mesas del bar, una vecina que lleva 30 años viviendo en Atotxa asegura que ha tenido que volver a salir a buscar a sus hijas cuando salen de noche. «Hace unas semanas atacaron con spray pimienta a una pareja en Cristina Enea para robarles».

«Yo no puedo más», asegura Flor, que sufrió una agresión al sorprender a un hombre intentando robar en la frutería en la que trabaja, en el paseo de Duque de Mandas. Un hombre intervino y también recibió golpes. «Esto no se puede aguantar. Todos los días se llevan algo, botellas, comida... el otro día salí corriendo detrás de un hombre que se había llevado una piña». Clientes como Elisabeth le advierten de que no se enfrente, «una vez ya tuve que agarrar la mano a uno para que no le pegara. Y más de una vez mi marido y yo bajamos a esperar a que cierre para que no esté sola de noche», asegura. Flor tiene «pánico, porque me amenazan, me insultan, me escupen, vengo a trabajar con miedo» y asegura que está cansada de llamar a la Ertzaintza. «Muchas veces ni les llamo, porque les detienen y a los dos días vuelven a estar en la calle», señala.

Junto a la frutería, Nafesar Hussain, propietario de un kebab, asegura que casi a diario ocurre que alguna persona entra en el restaurante «y se lleva la comida de la mesa de los clientes. O si alguien se lleva la comida para llevar, les esperan al salir y se la quitan. Eso pasa mucho».

A raíz de la agresión con arma blanca registrada el pasado 30 de octubre en la calle Mundaiz en la que un hombre resultado herido de gravedad, el grupo del Partido Popular del Ayuntamiento de San Sebastián anunció recientemente que presentará varias interpelaciones al alcalde en la Comisión de Servicios a las Personas que se celebrará el próximo lunes sobre la «creciente inseguridad» que sufre a su juicio la ciudad y en concreto el barrio de Egia. Desde el PP cuestionan al equipo de gobierno si es conocedor de la situación que se denuncia y le requiere a tomar medidas al respecto.

«Es fácil ver cómo pequeños grupos de personas de origen magrebí acechan en las inmediaciones del pasadizo de Egia (recientemente cerrado) a la espera de algún viandante despistado al que sustraer sus pertenencias», indican los populares. Advierten, además, que «el cierre del pasadizo ha trasladado esta problemática a la ya conflictiva plaza Blas de Otero y a las viviendas de la zona».

• Temas
• Egia (Donostia)
• Sucesos