La boda guipuzcoana más espectacular y emotiva del verano

Amaia y Xabi vivieron un día inolvidable, rodeados de sus seres queridos, a través de una puesta en escena de ensueño y un entorno de lujo. El contexto no era fácil, pero consiguieron superar todas las expectativas. «Siempre hemos pensado que, a pesar de las adversidades, la vida hay que vivirla cómo y cuando toca. No somos de los que esperan a que algo llegue. Afrontamos cada proyecto y lo ejecutamos. Probablemente nuestras profesiones (médico ella y docente él) influyan en la manera de hacer frente a las circunstancias. El 2020 fue un año extremadamente duro y no queríamos volver a parar nuestras vidas, nuestros planes». Dicho y hecho: el pasado 3 de julio, el majestuoso Restaurante Mirador de Ulía de San Sebastián acogió una de las bodas más espectaculares de los últimos meses.

A pesar del nerviosismo previo provocado fundamentalmente por la incertidumbre en la gestión de los horarios y los aforos «la espera mereció la pena» reconocen los recién casados, conscientes de que la flexibilización de las medidas Covid, el montaje de la boda en el exterior del restaurante, la presencia -en su gran mayoría- de invitados vacunados y la impecable elección de proveedores desembocó en un resultado inolvidable para todos los allí presentes.

La novia no defraudó en la selección de su espectacular vestuario. El vestido firmado por Sophie et Voilà cautivó y enamoró tan pronto pisó los jardines del Mirador de Ulía. Una pieza creada por y para ella, con una clara línea minimalista, sofisticada y sobria. Una creación de ensueño por la que optan protagonistas que buscan un resultado sin grandes extridencias ni florituras, favorecedor, romántico, de líneas puras y limpias.

El diseño se basó en un vestido de crepé con elastán adaptado al cuerpo sin crear arruga alguna. Y esta base fue acompañada por un sobrevestido de gasa de seda sujeto a los hombros. Una acertada decisión con la que sorprendió Amaia, ya que, durante el baile, se desprendió de las imponentes mangas y cola y aportó al estilismo una corona de flores de satén, terciopelo y organza, firmada también por la marca vizcaína.

Los pendientes y las alianzas corrieron a cargo de Joyería Munoa, una de las casas joyeras más prestigiosas del País Vasco, gracias a la calidad de su materia prima, el diseño personalizado y el exquisito trabajo artesanal en cada una de sus piezas. Y el estilismo lo remató Brotons a través de un sutil y favorecedor maquillaje adecuado para un enlace diurno; y una romántica trenza, fiel al informal y juvenil estilo de Amaia. La novia no dudó en optar por Flor de Asoka para vestir sus pies, afrontando una jornada maratoniana de emociones e interminables bailes con garantías.

Por su parte, el novio lució un impecable traje «cuatro piezas» de Neu, compuesto por una chaqueta, un pantalón, una corbata y un corbatón; de estructura semi-levita (recordando a un chaqué corto) y un 'slim fit' con un único botón hecho a medida, a través de un tejido semi-elástico italiano. La camisa blanca de gala con gemelos también la firmó Neu.

El conjunto lo remató con un zapato azul noche llevando a la máxima expresión el «menos es más». Y no hubo elementos que destacasen en exceso sobre el resto, aunque cabe subrayar que fue el mismo tejido el empleado para la ejecución de todo el conjunto.

La imponente decoración del espacio corrió a cargo de la prestigiosa empresa guipuzcoana Mesa Presidencial. El azul fue uno de los tonos predominantes en la 'deco' del enlace. Un cartel personalizado en madera daba el «ongi etorri» a cada invitado. Para el arco de la ceremonia, los organizadores de la puesta en escena eligieron una tela de seda, con mucha caída, acompañando y maridando a la perfección con la decoración floral de Villaflores. El banco capitoné y el atril de forja fueron el complemento perfecto para rematar el altar, presidido por la oficiante Azul Colibrí by Aiala.

Tras descubrir la pasión de los novios por viajar a lo largo y ancho del mundo, el equipo de Mesa Presidencial apostó por un 'seating' basado en un mapamundi creado por Sabanachic. Cada mesa se convirtió en la representación de un destino visitado por la pareja y éstas fueron decoradas con una copa tallada de agua en la tonidad predominante de la boda y un elegante bajoplato gris.

Por último, y a pesar de las evidentes restricciones y limitaciones provocadas por el Covid, el baile nupcial y la posterior celebración se pudo desarrollar sin contratiempo alguno en los exteriores del Mirador de Ulía con música en directo de Lemon Twist y Dj Nemux.

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