¿Te acuestas con el pelo mojado? Estos son los riesgos que deberías conocer

Ya sea por poco tiempo, por el ritmo frenético de cada día o simplemente por cansancio, a veces relevamos a un segundo plano nuestro cuidado personal, y por ello, acabamos realizando cuestiones que acaban siendo perjudiciales sin que nos demos cuenta.

Uno de estos hábitos que suele pasar desapercibido es el de irnos a dormir con el pelo mojado y es que, esta práctica puede traer consigo consecuencias graves. Muchas veces no lo percibimos como un problema, pues los efectos no son inmediatos, pero a largo plazo se hacen notar.

A continuación, te hacemos saber las consecuencias de dormir con el cabello húmedo, para evitar cometer este error y cuidar mejor de tu salud y bienestar.

Como es evidente, esta práctica de dormir con el pelo húmedo no es adecuada. Por mucho que estemos muy cansadas, siempre hay que secarlo lo máximo que se pueda. De lo contrario, puede causar 'frizz', que se den las temidas puntas abiertas o que se genere caída capilar. Poco recomendable, ¿verdad?

La humedad favorece el aumento de bacterias y por ende, puedes experimentar: caspa, dermatitis seborreica e incluso mal olor. Tres signos claros que indican que algo no está funcionando bien en la microbiota del cuero cabelludo.

Quizá una cuestión muy poco conocida. Dormir con el pelo húmedo causa alteraciones en la temperatura corporal y esto puede dar lugar a dolor de cabeza e incluso de cuello o espalda.

Este hábito no solo perjudica a la salud de tu cuello, sino que también afecta a la higiene de tu entorno. La almohada absorbe la humedad del pelo mojado, creando un ambiento idóneo para la creación de bacterias y moho, lo cual no resulta beneficioso ni para tu descanso ni para tu bienestar.

Esta práctica no solo genera daño a nuestro pelo, sino también a la almohada, generando bacterias y moho, puesto que absorbe la humedad.

Una vez que somos conscientes de estas consecuencias, es fundamental escucharnos y dedicar unos minutos a secar el cabello. No se trata de una simple rutina, sino de una necesidad.