El vertedero de Epele se mantendrá cerrado y no recibirá residuos industriales

De esta manera, el Gobierno Vasco no dispondrá de un recurso con el que contaba para poder gestionar los casi 6,3 millones de residuos industriales no peligrosos que prevé que se podrán generar en Euskadi hasta 2030. El cierre definitivo era algo con lo que ya contaba el Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, que no recurrirá la decisión de los municipios mancomunados.

Eso sí, el departamento que dirige Arantxa Tapia pedirá a la mancomunidad la devolución de los 1,5 millones de euros, correspondientes al abono de los primeros plazos de una subvención directa de 2 millones otorgada para financiar la reactivación de Epele. A esa cantidad, la mancomunidad deberá descontar el dinero justificado por las labores realizadas hasta la fecha, como el estudio geotécnico. Según el Ejecutivo autonómico, la cantidad justificada asciende a 83.178 euros. Además del reintegro de casi millón y medio, la mancomunidad deberá hacer frente al coste de las tareas necesarias para el sellado definitivo y posclausura del vertedero, que están recogidas en la autorización ambiental integrada de 2008.

El trágico derrumbe del vertedero de Zaldibar en febrero de 2020, que costó la vida de dos de sus trabajadores y motivó el cierre de su instalación, junto al cierre de otras instalaciones similares como la de Mutiloa y Larrabetzu, obligó al Gobierno Vasco a repensar cómo dar salida a las 6.230.000 toneladas de desechos previstas -inicialmente se calcularon casi 8 millones-, «sin recurrir a la habilitación de nuevas zonas de vertido». Para ello, el Plan de prevención y gestión de residuos 2030 recoge un doble objetivo: reconvertir para 2030 «un 85% de los residuos no peligrosos en recursos secundarios» mediante nuevas plantas de valoración, y reducir «a menos del 15% los residuos que van a vertederos».

Uno de ellos era el de Epele donde, tras el acuerdo alcanzado en 2022 con Debagoiena, había previsto enviar hasta 2025 un total de 450.000 toneladas -algo más del 7% de los 6,2 millones de toneladas previstos hasta 2030-. «No es mucho», pero «ayudará», valoró la consejera vasca de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia en 2023 durante la presentación en comisión del plan de gestión de residuos industriales.

Según fuentes del Gobierno Vasco, el hecho de no poder disponer de Epele trastoca pero «no pone en peligro»«la hoja de ruta prevista por el Ejecutivo autonómico para dar salida a las 450.000 toneladas de desechos que había previsto en este vertedero del barrio bergararra de Elorregi, considerado como «fundamental pero no crítico» en la estrategia autonómica, según fuentes del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente.

El pasado día 11, la presidenta de la mancomunidad, Dorleta Elkorobarrutia, presentó el informe geotécnico elaborado por una empresa de total garantía, donde quedaba reflejado que «el vertedero no cumple las características técnicas para su reapertura y la recepción de más residuos». Según detalló, el estudio advertía del riesgo de derivación de lixiviados en caso de una ampliación del parque de residuos, y la progresiva pérdida de eficacia del sistema subterráneo de drenaje. Las soluciones para subsanarlas serían «complejas y costosas», por lo que se ha optado por su cierre definitivo.