El año más terrorífico se queda sin Halloween
La pandemia obliga a suspender unas celebraciones cada vez más populares en torno a la Gau Beltza
Quién se lo iba a decir, pero este año Talaixako mamua se salva de la quema. Los niños de Lezo se quedan sin merendola de ... Gau Beltza, y en Aretxabaleta no encenderán ninguna fogata en la plaza. Este 2020 será difícil ver cabezas cubiertas con retales y tocadas con sombreros de paja. Ni se acerquen al Boulevard donostiarra para intentar tocar zombies, porque hasta la Semana de Cine Fantástico y de Terror es diurna. La pandemia se ha llevado también por delante las celebraciones grupales en torno al Día de Todos los Santos. Lo mismo Halloween, una festividad celta que emigró a Estados Unidos y volvió a través del cine y la televisión, como las costumbres vascas de Arimen Gaua (la noche de las ánimas) y Gaba Beltza (la noche negra) que se han ido recuperando durante los últimos años y están adquiriendo gran fuerza.
Tampoco habrá rondas callejeras de grupos de niños pidiendo chuches a grito de «Xanduli, manduli, kirriki, eman goxokiak guri», «¿truco o trato?» o «trick or treat?», aunque otra cosa es que no haya calabazas, tanto en su vertiente más comercial decorando escaparates o como ejercicio de manualidades que han trabajado a lo largo de toda la semana en muchos centros escolares.
Pero de fiesta popular y callejera, nada. Muy a pesar de Edurne Mitxeo, una irunesa afincada en la localidad vascofrancesa de Urrugne y 'alma mater' de una fiesta que los lezoarras más pequeños, y no tanto, esperan con las mismas ganas, que son muchas, que otras celebraciones 'de toda la vida'. Mitxeo regenta desde hace cuatro años la cafetería Taloka, donde se le ocurrió organizar una fiesta de Gau Beltza. Una gran merendola con disfraces, una cuidada ambientación y fines solidarios. «Es gratuita, pero para conseguir una invitación hay que traer una caja de ibuprofeno que luego se envía al proyecto 'Cultivando sonrisas' en Senegal», explica.
El éxito de esta Gau Beltza ha sido tal que hasta se ha implicado el Ayuntamiento de Lezo para convertirlo en una fiesta popular y apoyar una idea que le rondaba a Mitxeo: un libro de cuentos sobre esta noche negra «en el que recuperar las tradiciones de nuestros antepasados» y hablar sobre la muerte a los niños. «Nunca nos viene bien abordar esta cuestión que sigue siendo tabú, pero la muerte es parte de la vida y creo que es interesante hablarles sobre ello de una forma adecuada», explica la irunesa, quien contrapone el sentido de la fiesta de Halloween «de ahuyentar las almas» al de la Gau Beltza, «que significa justo lo contrario, acercarnos a las almas de esas personas que queremos».
El libro, que cuenta con las ilustraciones de Kepa Etxabarria, está a punto de salir del horno y será presentado en alguna sala municipal de Lezo, aunque no sé sabe cuándo debido a las restricciones impuestas para frenar el avance de la pandemia del coronavirus.
En Aretxabaleta, hace medio lustro comenzaron a revivir la tradición de Gaba Baltza, con tal fuerza que en la actualidad es una fecha especial marcada en rojo en el calendario de los atxabaltarras. Organizada por Loramendi Kultur Elkartea, tienen hasta su propia copla (Oilarrak kukurruku ta astuek arrantza, zerbaittek aztoratute jaiki die antza! Arima txuriz bete da gure gaba baltza, hilddekuek eta bizixak, dantza eta dantza!) que los comerciantes colocan en sus escaparates y que los niños cantan en su ronda para llenar la bolsa de gozokis.
La fiesta suele ser solidaria: una caja de ibuprofeno a cambio de una invitación para la esperada merendola
lezo
Un 'escape-room' ha sustituido la celebración de la Gaba Beltza en Aretxabaleta, donde cantan hasta su propia copla
aretxabaleta
Es el día de «Xanduli, manduli, kirriki, eman goxokiak guri» y «Truco o trato?»
a por chuches
Pero el acto principal en torno a la noche de ánimas suele ser una gran kalejira que desemboca «en un festival en la plaza, con cantos, danzas, se hace una gran fogata... Cada año se programan cosas distintas», explica Eñaut Zubizarreta, secretario de la asociación. Este año no habrá festival ni taller disfraces, aunque en su lugar han organizado un 'escape-room' que están disfrutando niños del municipio de Debagoiena. «Se han organizado grupos de seis cumpliendo las normas y hay varias sesiones que finalizan este viernes», señala. Así, los chavales tienen que superar distintas pruebas en torno a un alma perdida para lograr salir de la habitación.
El fantasma de Mutriku
Mutriku es otro de los municipios gipuzcoanos que hace años recuperó las costumbres de la Gau Beltza «a partir de la iniciativa de varios grupos locales como los de danzas, txistularis, acordeones y jóvenes del Gaztetxe, y luego se involucró el Ayuntamiento», explica la técnico municipal de Cultura, Ane Urain. Además de los talleres para vestirse para la ocasión, en los últimos años se han sucedido terroríficas sesiones de cuenta cuentos, degustación de castañas asadas con momentos álgidos como las sesiones para lo más jóvenes, la kalejira Axuri beltza y la tradicional quema del Talaixako mamua. Este año, el fantasma se libra de la hoguera.
En Errenteria, Orereta ikastola organizó el año pasado el Camino de las Calabazas, un recorrido lleno de sorpresas que contó con la colaboración de Landarbaso abesbatza, Ereintza dantza taldea o Errenteria Musikal, entre otras agrupaciones de la villa galletera. El éxito de esta fiesta «por y para el pueblo» fue tal que desde el mismo momento de su finalización ya se daba por hecho la segunda edición, hasta la llegada del coronavirus. No obstante, y aunque lamentablemte no habrá recorrido jalonado por calabazas, han organizado un concurso de micro relatos y audiovisuales de suspense y terror. «Xanduli, manduli, kirriki…».
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