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Transcurridos dos meses desde el accidente de un camión cisterna en la A8 a la altura de Itziar, la agencia URA mantiene sus medidas correctoras ... para detectar y retirar restos del queroseno vertido de una regata del río Deba. Las cantidades acumuladas se van incorporando a una investigación que se mantiene abierta y que terminará por evaluar el impacto del hidrocarburo en el río. «No tenemos aún una certeza en cuanto a dato porque tendremos que sumar la parte que se volatiliza, la que se ha recogido ya, la que queda sobre el terreno de la ladera y la que ha podido llegar al río», resume Josu Perea, director de Gestión del Dominio Público de la agencia vasca del agua.
En un inicio, el derrame en la mañana del 3 de enero fue de 17.100 litros de los 33.994 que transportaba en total el vehículo siniestrado. Se calcula que unos 12.000 se vertieron hacia la ladera situada junto a la autopista, donde nace la regata Latzurregi/Osio que desemboca en el río Deba. A día de hoy URA mantiene su vigilancia, con detecciones aún de cantidades mínimas de queroseno en el agua. Desde la madrugada del día 3 al 4 de enero, la empresa de servicios medioambientales Iragaz ha ido colocando churros de retención y filtros de hidrocarburo en la citada regata. El seguimiento de cambios de filtros y recogida de vertidos ha sido diario.
Recoge el informe de URA que el 5 de enero los guardas de la Diputación localizaron tres anguilas de pequeño tamaño muertas y que el vertido va disminuyendo hasta no observarse prácticamente queroseno retenido el día 8. Un día después, se recogen 100 litros de agua hidrocarburada de los cuales un 2-3% es queroseno y la regata «baja bastante limpia».
Sin embargo, lo que en un principio evitó una tragedia medioambiental es lo que hoy precisamente está retardando una solución eficaz. La mayor parte del vertido quedó en la ladera, lo que impidió que pasara a la regata que conduce al río. Pero mientras permanezca sobre ese terreno, el riesgo de derivar en el agua sigue existiendo. Según Josu Perea, «las barreras colocadas siguen conteniendo queroseno y, aunque sea en cantidades casi insignificantes, sí que aumenta si se producen lluvias intensas, que provocan que el combustible se pueda filtrar y derivar en el cauce de la regata. Por eso todavía tenemos que tener cuidado y seguimos con inspecciones diarias».
El informe revela, por ejemplo, que el 30 de enero, debido a las fuertes precipitaciones, la corriente se lleva las barreras por delante y se observa «bastante cantidad de queroseno tanto en el arroyo Osio como en el río Deba». Durante las jornadas precedentes, el hidrocarburo acumulado en las barreras situadas aguas arriba llegaba al metro cuadrado y en las colocadas aguas abajo, a un par de manchas pequeñas.
URA espera que se actúe a la mayor brevedad posible en la ladera a la que fue a parar la mayor parte del combustible vertido. La dirección de Patrimonio Natural y Adaptación al Cambio Climático del Gobierno Vasco requirió a la empresa transportista dueña del camión siniestrado un plan de remediación para «evitar la progresión de la pluma de contaminación hacia el medio hídrico» y posteriormente un «planteamiento de actuaciones de cara al saneamiento de los suelos afectados». La firma SGS ha sido la contratada para estas labores y ha iniciado ya trabajos de campo.
El Departamento de Medio Ambiente ya planteó de inicio la posibilidad de retirar las tierras contaminadas –quedan en el lado de la autopista en sentido Bilbao– pero se trata de un terreno complicado al tratarse de bosque con abundante arbolado, arbustivas y matorrales de zarzas.
El suceso de hace dos meses y, sobre todo, sus derivadas, han propiciado la solicitud de información al Gobierno Vasco en sede parlamentaria. Concretamente, el parlamentario del PP Álvaro Gotxi ha interpelado por escrito al consejero de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad, Mikel Jauregi. Según su respuesta, «las inspecciones periódicas permiten verificar que el queroseno no traspasa las barreras instaladas y que estas contienen la totalidad del vertido». Matiza, no obstante, que «se ha podido observar que es en momentos de lluvia cuando se produce un mayor arrastre de hidrocarburos a la regata».
De las lluvias depende, por tanto, que las medidas adoptadas sean más o menos eficaces mientras el queroseno permanezca en la ladera afectada.
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