El rosco solidario fue el rey
Dulce tradición. Cáritas Gipuzkoa repartió ayer en la Plaza de Gipuzkoa de Donostia mil raciones de este bollo navideño en formato 'pack', que se terminó en dos horas
Fue un visto y no visto. El rosco solidario que repartió este martes Cáritas Gipuzkoa en la Plaza de Gipuzkoa de Donostia 'voló' en apenas ... dos horas. Fueron muchos los que quisieron hincar el diente a este bollo navideño y de paso, «ayudar a quienes más lo necesitan sobre todo con la que está cayendo y endulzar un poco las fiestas, que poco hemos podido disfrutarlas como Dios manda», decía ayer Ana, vecina del barrio de Amara, acompañada de su marido.
Por un precio simbólico de dos euros, se podía adquirir en formato 'pack' una porción de roscón sin relleno, envuelto en papel de aluminio, un batido de chocolate, una bolsa de chocolate a la taza de comercio justo para hacer en casa y otras sorpresas. Tampoco faltaron -además de la consabida distancia de seguridad y el gel- los villancicos para amenizar la espera en las colas que se fueron formando a lo largo de la mañana. Cuando el reloj rozó el mediodía, este tradicional dulce de Reyes hizo su magia y tan solo quedaron las migas.
Venta de tickets
Los cerca de 50 voluntarios de Cáritas Gipuzkoa no daban abasto entre la venta de los tickets y el reparto de las mil porciones. En total, 100 kilos de masa, con el característico azahar y aroma de naranja, elaborada por la confitería de Rafael Gorrotxategi, que vuelve a unirse a esta iniciativa por segundo año consecutivo. «Ha sido una pasada, ha volado todo. Ya desde primera hora de la mañana había gente por aquí», comentaba sorprendida y muy agradecida Carmen Alba, de animación comunitaria de Cáritas Gipuzkoa. Los pequeños Iker y Amaia se quedaron con las ganas de saborear el 'hamaiketako' más dulce. «Nos hemos levantado tarde y al llegar nos han dicho que se había terminado», contaba Joana, al tiempo que intentaba contener la previsible pataleta de sus dos hijos.
Al finalizar el acto, una de las voluntarias agradecía la respuesta de los guipuzcoanos con esta iniciativa solidaria, que aspira a convertirse en tradición en las fiestas navideñas. «La gente es fabulosa, la pena es que hayamos terminado tan pronto. El año pasado sobraron roscos enteros y se llevaron a comedores sociales», recordaba esta mujer, que le pide al 2021 «que se termine cuanto antes la pandemia y nos podamos volver a besar y achuchar como antes».
En esta ocasión, el dinero recaudado se destinará a combatir «la brecha digital» que muchos jóvenes están sufriendo al no poder contar en su entorno familiar con medios, ni formación digital adecuada, para continuar con sus clases.
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