«Estamos repartidos por el mundo y, a diferencia del turrón, no volvemos a casa por Navidad»
Guipuzcoanos que viven en el extranjero cuentan a DV por qué no se reúnen con sus familiares en estas fechas
SARA ECHEVARRIA
SAN SEBASTIÁN.
Martes, 25 de diciembre 2018, 09:25
Conocer lugares y culturas nuevas, vivir experiencias, desconectar de la rutina, descansar, conocerse a uno mismo, visitar a la familia, trabajar, estudiar o buscar un ... futuro mejor son algunas de las mil razones para salir del nido familiar y viajar a otro país. Algunas veces son escapadas cortas y otras se alargan tanto «que te dan las uvas muy lejos de tu casa». Así lo expresan Paula Urteaga y Helena Alonso; y Paula Rodríguez y Mikel Genua, cuatro guipuzcoanos que el volver a casa por Navidad les queda lejos. «A diferencia del turrón, nosotros no volvemos a casa», sostienen.
Cada vez son más personas las que salen del territorio en busca de un proyecto de vida mejor o nuevas experiencias. En muchas ocasiones el factor principal es la falta de oportunidades laborales, mientras que en otras es la curiosidad por descubrir nuevas culturas y tradiciones lo que incentiva esta partida.
En los últimos años, el fenómeno migratorio ha ido evolucionando y el número de guipuzcoanos que reside en el extranjero se ha disparado en la última década. De hecho, el número ha crecido en un 66% desde 2009, según el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE) publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Si en 2009 se contabilizaron 20.529 personas de Gipuzkoa residiendo en países extranjeros, a 1 de enero de este año la cifra ascendió ya a 34.096.
Paula y Helena (Los Ángeles)
«He pasado 22 Navidades allí, toca cambiar»
«Tradiciones, cenas, regalos y excesos». Así resume las Navidades Paula Urteaga, una donostiarra de 23 años que ha decidido cambiar este año el lugar donde celebrar estas fechas, que para ella, «no tienen una carga emocional y sentimental que para otras personas puede que la tengan».
Paula es una de las muchas personas que ha decidido desplazarse a otro continente, a América. Desde septiembre lleva viviendo en Los Ángeles, California, y se mudó con la intención de estudiar un máster de 'Big Data'. «Acabo de llegar y todavía no he pensado en cuándo volveré a Donostia, pero sé que de momento esta idea no entra en mis planes», afirma la joven.
Finalizó el grado de ADE e Ingeniería Informática en la Universidad de Deusto este año y mientras el resto de sus compañeros buscaban másters cerca de casa, ella solo pensaba en irse a Los Ángeles con su mejor amiga, Helena.
La donostiarra se enamoró de California hace seis años, cuando fue por primera vez a visitar a su «amiga de toda la vida» y, desde entonces, ahorró todos los años para ir los veranos a encontrarse con ella. Por su parte, Helena decidió mudarse al terminar el colegio para estudiar el grado de educación infantil y solo ha vuelto esporádicamente «para hacer una visitilla» a sus amigas y familiares. Pero siempre con las ideas claras, «sabiendo que quería volver a cruzar el charco».
Paula cuenta que desde la primera vez que pisó Los Ángeles supo que «tenía que vivir aquí». No solo le encantó el lugar y los impresionantes paisajes, también la forma de vida y la gente fue lo que hizo que decidiera recorrer más de 9.000 kilómetros.
Ahora, la donostiarra vive cerca del campus universitario y de Helena, con la que vive cada aventura. «No nos separamos». Han viajado a «mil sitios, pero el último fue increíble, a Hawái». Además, el hecho de conocer a gente de distinta procedencia y que también están lejos de sus hogares ha hecho que «hagamos un círculo de amigos muy cercano y que nos sintamos como en casa».
Ninguna de las dos jóvenes va a volver en Navidades. «En mi familia no somos de celebrar estas fechas por todo lo alto, es una cena más, como las que tenemos durante el resto del año», comenta Paula. Lo que lo diferencia del resto del año «son los regalos y, para mí, no hay mejor regalo que estar aquí». Además, los hermanos y los padres de la donostiarra han decidido comprar unos billetes para estar unos días todos juntos. «¿Quién no pasaría unas Navidades en la playa con sol y buen tiempo?», se preguntan.
Paula Rodríguez (Taiwán)
«Esta experiencia solo la voy a vivir una vez en la vida»
«Es mi último año universitario y me espera entrar en el mercado laboral, buscar un buen trabajo y despedirme de las vacaciones de más de dos meses», explica Paula Rodríguez, una donostiarra de 22 años que estudia el grado de ADE y Derecho en Madrid. «¿Cómo no me iba a ir de intercambio a Taiwán durante cinco meses?», se pregunta.
La joven decidió que tenía que despedirse «por todo lo alto de los años de disfrute y relax, en los que tu mayor preocupación es estudiar y sacar los cursos año tras año», explica. Por este motivo, decidió irse de intercambio a Taiwán, un destino que en un primer momento le imponía al estar tan lejos y tener una cultura diferente a la de aquí. Pero ahora que está terminando su estancia afirma que tiene un sabor agridulce. «Por un lado, quiero volver para reunirme con mi familia y mis amigos, pero, por otro, he hecho muchísimos amigos aquí, he viajado y mejor no he podido estar», añade.
Las Navidades son una época del año «en la que parece que todo el mundo tiene que volver a casa y si no lo haces eres la oveja negra», defiende Paula. Pero en su familia comprenden que quiera disfrutar de esta experiencia. Además, vuelve a Donostia a principios de enero. Por lo tanto, «es casi como si volviera en Navidades», dice entre risas.
La estudiante tomó la decisión de quedarse en Asia viajando, puesto que terminó las clases universitarias a principios de mes y, por lo tanto, el tiempo que tenía para viajar por el continente era muy limitado. Además, afirma que durante el curso sí que ha podido hacer alguna escapada, pero no ha viajado todo lo que le gustaría.
«Si vuelvo a casa ahora no tiene mucho sentido, he recorrido medio mundo para venir aquí y me apetece aprovecharlo», reconoce. Además, «tengo todas las Navidades de mi vida para pasarlas junto a mi familia. Por una no creo que pase nada», añade.
Además, a diferencia de China, en Taiwán también celebran estas fechas de una forma similar a la occidental y, ella, con su grupo de amigos, ha decidido festejarlo como si estuvieran aquí. «La diferencia es que estaremos en un sitio con buen tiempo, sol, playa y calor», sostiene.
Harán las cenas de Nochebuena y Nochevieja y la comida de Navidad y Año Nuevo, «solo que de una manera diferente a la tradicional, pero igual de válida y especial».
Mikel Genua (Irlanda)
«No vuelvo porque me fui para trabajar y aprender»
Aprender inglés, sacarse las castañas del fuego y trabajar. Estos fueron los tres motivos por los que Mikel Genua, un joven que estudió ADE en Donostia, decidió irse a vivir a Dublín durante cinco meses.
«Cuando terminé la carrera conseguí trabajo enseguida y estuve varios meses en una asesoría, pero me di cuenta de que no era lo mío, que quería encaminar mi futuro de otra manera», expone. Su pareja, Iraia, una joven que acababa de terminar el grado de Comunicación se encontraba en la misma situación, con trabajo pero insatisfecha. Por lo tanto, después de barajar diversas opciones decidieron irse los dos juntos a Dublín durante aproximadamente cinco meses, a coger experiencia en su profesión y a aprender inglés.
A principios de octubre, Mikel hizo las maletas, cogió el vuelo y, una vez en Irlanda alquiló un apartamento. Previamente había contactado con una compañía para poder realizar prácticas durante unos meses y coger experiencia en el sector de la empresa. Además, el joven afirma que antes de meterse a hacer un máster prefería conocer distintas formas y costumbres de trabajo que hay en otros países.
Además, no parte de cero, ya ha viajado a otros países como Estados Unidos y ha estado durante seis meses viviendo en Australia, por lo tanto, «esto no me ha pillado de sopetón y domino el idioma». Pero, «nunca está de más perfeccionarlo y emplearlo en ámbitos nuevos como en el trabajo, cosa que no había hechos hasta ahora», añade.
El donostiarra comenta que le encantaría poder volver a Donostia por Navidades. «Son fechas en las que te reúnes con todos esos familiares que no ves el resto del año porque viven fuera». Pero este año no va a poder volver. «A diferencia del Almendro, yo me quedo con mi pareja en Dublín. No vuelvo a casa».
El motivo principal por el que no regresa es porque decidió irse «a empaparse y sumergirse para aprender todo lo posible». Se fue hace dos meses y confía en que si vuelve ahora, el aprendizaje no será el mismo. Además, «el día 31 me toca trabajar. Así que volver para pasar tres días creo que es mejor que me quede aquí y ya veré a mis familiares y amigos cuando vengan a visitarme», concluye.
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