«Todavía queda mucho trabajo por hacer para poder superar este desastre»
Daños. ·
Las fuertes lluvias dejan historias de vecinos como Pantxo, que ha perdido «todo» lo que guardaba en el garaje, o Mari Carmen, que vio cómo enormes troncos caían ladera abajo y entraban en su propiedadAún con restos de barro y las botas de agua puestas, toca hacer balance de daños entre la resignación, la rabia y el agotamiento. Vecinos ... de las localidades más afectadas por la tromba de agua, como Alegia, Berrobi, Ibarra o Lazkao, seguían ayer dedicándose a retirar escombros y enseres que el agua dejó inservibles y quitar el barro que se acumuló en las calles tras la tormenta. Aunque la normalidad vuelve poco a poco a las comarcas de Goierri y Tolosaldea, los destrozos en algunos puntos han sido de gran envergadura.
Las aceras y carreteras que desde el viernes cubría un caldo marrón mostraban ayer un estado muy diferente después de horas de intenso trabajo. A golpe de manguerazo, vecinos y operarios de limpieza seguían trabajando para despejar la calzada. La reconstrucción avanza después de una tormenta que desafió todos los pronósticos. Aunque quizá el empuje se desvanezca cuando toque hablar con los seguros, según auguraban varios vecinos.
«Había bajado muebles, discos, ropa... al garaje porque estoy de reformas en casa y el agua lo ha destrozado todo»
Fuera de unos garajes en Ibarra, Pantxo Rueda observa la montaña de discos, libros y recuerdos que guardaba en su garaje e irán directamente a la basura. El agua arrasó con «vinilos, ropa, armarios, una enciclopedia, un televisor, el cabezal de la cama…», una gran cantidad de pertenencias que había bajado al garaje porque se encontraba reformando su vivienda. «Tenía muchas cosas en el suelo porque todo en las baldas no entra, pero es que ¿quién se iba a imaginar esto?», se pregunta aún incrédulo. «No se ha salvado nada, se ha empapado todo, todo a la basura», repite señalando el desastre y con la incertidumbre de saber si el seguro le cubrirá algo. «Porque sin tener facturas... Al menos he hecho fotos y vídeos de todo».
Enseña en su móvil una sucesión de imágenes que estremecen a cualquiera. Su garaje es el primero, y el más afectado. «Cuando abrí la puerta casi me caigo al suelo de lo que me encontré», relata este vecino, que enseña otro vídeo de la fábrica de papel en el barrio de Eldua. En apenas segundos se ve cómo el agua entra como una riada. «Había muchísima agua y barro, parecía la Dana de Valencia. Venía todo del monte».
Otro de los vecinos, que tiene un garaje en el mismo bloque, explica lo «impresionante» del tamaño de los pedruscos que caían ladera abajo. «Entraba a chorro y en muy poco tiempo, no dio tiempo casi a reaccionar. Esto no lo habíamos visto en la vida», dice Josu, que también se muestra reticente a la respuesta que le vayan a dar desde el seguro. Como el resto de afectados por las inundaciones, acumula horas de cansancio y desvelos. «El barro se mete por todas las esquinas», añade hecho migas.
Limpieza
En la pared, aún queda el rastro del agua, que alcanzó una altura de 20 centímetros. «No me entró el agua en el tubo de escape de milagro», comenta otro vecino, que fue quien bajó el primero a los garajes el viernes «a las once de la noche. La fuerza del agua había arrancado la puerta y lo inundó todo. Además la arqueta tampoco podía absorber lo que bajaba y se formó una balsa. Vinieron los bomberos a achicar agua».
Las brigadas de limpieza se afanaban ayer con mangueras y maquinaria pesada para retirar el barro de las aceras. «Hay mucho acumulado todavía, sí. Aquí tenemos para unos días seguro», señalaba a un operario
«Lo bueno es que entre todo el pueblo lo vamos sacando adelante. Hemos estado ayudando en garajes y calles»
Avanzando unos 5 kilómetros, en Berrobi un grupo de vecinos ultimaba la limpieza de un edificio del Ayuntamiento con escobones y carretillas para eliminar los restos del fango. «Aquí se guardan herramientas, sillas, trastos…que estaban llenas de barro. No hay mucho para tirar», valora una mujer. Joxe Diego ayuda a limpiar calles, garajes y viviendas del barro y piedras que arrastró la riada, además de los troncos que el agua empujó desde las laderas de los montes. «Aquí lo bueno es que entre todo el pueblo lo vamos sacando adelante porque no hemos tenido ayuda de ningún tipo».
En este municipio, ningún vecino dudó en remangarse y echar una mano. «Ayer vinieron de Berastegi a ayudarnos y hemos limpiado casi todo ya. Estamos acabando, nos queda poco. También hemos estado ayudando en los garajes de unos adosados, que han sido los más afectados por las lluvias».
«He perdido la moto, varios congeladores, herramientas... todo para la basura. Al menos el coche no lo tenía dentro»
Uno de los propietarios de estos garajes es Jose Mari Martínez, que ayer seguía sacando todo lo que el agua había arrasado. «Hemos perdido todo lo que había en el garaje. Por lo menos ninguno teníamos el coche dentro, pero la moto, a la basura, al igual que los muebles, varios congeladores, todas las herramientas... Mañana (por hoy) llamaré al seguro a ver», explica Martínez, que se mudó a esta casa en noviembre. «Llevábamos muy pocos meses viviendo aquí, no conocíamos casi a los vecinos y aunque haya tenido que ser en estas circunstancias, ya hemos puesto cara a todos. La reacción del pueblo ha sido maravillosa», comentaba agradecido por la ayuda recibida. La marca del agua en la piedra –más de un metro de altura–, recuerda el «desastre» mientras se recuperan de lo sucedido. «Todavía queda trabajo por hacer», coinciden muchas familias afectadas.
Es la tercera vez que ocurre algo así en un año, el Ayuntamiento debería hacer algo. Nos han caído troncos, piedras...»
La fuerte tromba de agua también causó importantes destrozos en la comarca de Goierri. Mari Carmen Garin observa desolada cómo ha quedado su jardín tras el paso del agua en la zona de Empaundi. «Con lo bonito que lo tenía, está todo lleno de barro, destrozado. Bajó también mucha piedra y muchos troncos».
Esta mujer dormía cuando el agua empezó a inundar su casa. «Me desperté hacia las cinco de la mañana y cuando pisé el suelo estaba todo encharcado, alcanzaba como medio metro. Tampoco tenía luz, no podía moverme entre los trastos... Me llevé un buen susto», cuenta mientras enseña los desperfectos. En las habitaciones, varios deshumificadores y papeles de periódico en el suelo secan el ambiente. Fuera, un container a rebosar da cuenta del destrozo. «Es la tercera vez que ocurre en un año. El Ayuntamiento tiene que hacer algo», reclama.
«El transformador cayó y la carretera se convirtió en un río»
En Lazkao los daños han sido notables y han requerido una movilización extraordinaria de medios técnicos y humanos, según informa Josu Zabala. Uno de los principales problemas se produjo en el barrio de Areso, así como en San Ignacio y en la zona de Empaundi, donde se produjo una importante avería eléctrica: «El transformador se llenó de agua y cayó, dejando a todos esos barrios sin luz», explicaba ayer Mikel Zabala, cabo de la Policía Municipal de este municipio. La situación obligó a trasladar, desde Bilbao y en tráiler, un generador de grandes dimensiones para restablecer el suministro eléctrico.Además del apagón, los efectos del agua fueron devastadores para los locales situados por debajo del nivel de la carretera que une la zona de Empaundi por el desbordamiento de un regato.
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