«De ninguna manera se está comprando un hijo»
Progenitores guipuzcoanos que han recurrido a la gestación subrogada para ser padres defienden que es un «gesto libre, de amor y generosidad»
La donostiarra Olatz Manterola es madre de Kala, de 4 años. La pequeña nació en Texas (EE UU) del vientre de Celeste mediante gestación subrogada, ... una práctica llena de aristas a nivel legal y ético que ha reavivado la polémica a raíz de la reciente maternidad de Ana Obregón a los 68 años por gestación subrogada. «Son debates muy complejos y muy diferentes», afirma Olatz Manterola, presidenta de la asociación guipuzcoana HauRRera, haciendo referencia a la noticia que estos días acapara titulares y todo tipo de reacciones, entre quienes defienden una gestación subrogada libre y controlada y quienes la critican por mercantilizar a la mujer y a los bebés. En esta ocasión, al debate se le suma el tema de la edad.
La gestación subrogada no es legal en España desde 2006. «Es violencia contra la mujer», ha recordado esta semana el propio Gobierno. Pero no hay una norma que impida llevarla a cabo en el extranjero y regresar a casa con el bebé. En este vacío legal se estima que cada año 80 vascos tienen un hijo por gestación subrogada, más de mil parejas en todo el Estado.
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La donostiarra Olatz Manterola fundó la asociación hace aproximadamente un año para orientar a futuros padres y madres que optasen por la gestación subrogada, una práctica en la que una mujer, a cambio o no de una compensación, se compromete a gestar un bebé para que otra pueda ser madre y después renuncia a los derechos de filiación sobre él. Manterola defiende esta fórmula y la entiende como una «técnica de reproducción asistida, tal y como definió la propia OMS», aunque reconoce que tiene «muchas aristas», por lo que no entra a valorar las circunstancias que han llevado a la actriz a recurrir a esta práctica para ser madre. Lo que sí defiende es la gestación subrogada «no forzosa» y hace hincapié en esto último. «Tiene que ser requisito indispensable, por supuesto. Tiene que ser un acto libre», insiste. Así nació hace cuatro años en Estados Unidos Kala, la hija de Olatz. Con 33 años, esta mujer tuvo que someterse a una extracción de útero, lo que le imposibilitó ser madre de forma natural. Al ser madre soltera, la adopción «no era viable» y la espera se hacía interminable.
«Estamos en contacto permanente con nuestra familia extendida. Mi hija sabe de dónde viene y no lo escondo», dice Olatz
Buscó información en Internet sobre la gestación subrogada. «Pero todo lo que leía era muy turbio», dice. Así que tras «informarse mucho», le hablaron de una asociación española llamada 'Son nuestros hijos'. Allí le pusieron en contacto con una agencia en Estados Unidos con experiencia en seleccionar a mujeres que se prestan voluntarias. Y así es como su camino se cruzó con el de su gestante, Celeste, madre de cuatro hijos y sin ningún tipo de necesidad económica. «Miran mucho que tenga una familia estable, con hijos... Lo hacen desde su total libertad. Para Celeste por ejemplo es vital poder ayudar gestando al hijo de otra familia que no puede hacerlo. Lo hace por amor y generosidad. Además, ella también te tiene que elegir a ti», expone Olatz, que mantiene una relación muy estrecha con su «familia extendida». «Estamos en contacto permanente con ella y hemos ido a verle. Mi hija sabe de dónde viene y no lo escondo».
Tras el parto, tocó hacer el 'papeleo'. «Fui a la embajada de Houston y ya con los documentos firmados regresé aquí. En la Policía Nacional me dieron el DNI y no tuve ningún problema porque hay una sentencia judicial donde un juez dicta que es mi hija», afirma.
La compensación económica que recibe la madre gestante es otro aspecto que genera fuertes controversias, ya que las diferencias entre países van desde los 20.000 hasta los 160.000 euros. El presupuesto se va en «facturas médicas, abogados... Calcula que un día en una incubadora cuesta alrededor de 1.000 dólares», señala. Por ello se molesta con quienes hablan de 'comprar a bebés' o de 'vientres de alquiler'. A su juicio, «no se está comprando un hijo de ninguna manera. Para Celeste, por ejemplo, (Kala) nunca ha sido su hija. Su única preocupación es que tú luego no la quieras», afirma, al tiempo que aboga por regularizar esta gestación para evitar cualquier ilegalidad. «Otra de las condiciones debería ser que la persona que recurre a ella sea porque no puede» tener hijos de forma natural. «Yo tuve que acreditar que tenía un problema médico».
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